Mario López M.·.M.·.
Querido hermano, si esperas que te diga cómo ser un maestro no sigas escuchando, no tengo ese poder...y si lo tuviese no haría uso del mismo porque la maestría no se da. Se gana, se merece y se alcanza. Si lo que esperas es conocer el camino a recorrer para intentarlo sigue escuchando porque eso si puedo indicártelo; no porque sea un sabio consumado, sino porque ese camino siempre es el mismo desde que el hombre es hombre. Comencemos por lo tanto a caminar juntos.
Vivimos en una sociedad materializada repleta de profanos. Profanos que ya sea por ignorancia o comodidad no van más allá y desconocen la existencia de un camino, de un sendero, hacia la Verdad la Luz.
La mayoría dejan pasar su vida por delante de sus ojos sin preguntarse jamás que venimos a hacer aquí, de dónde venimos y a donde nos dirigimos. Solo conocen la materia y tienen miedo a la muerte y en ese miedo poco o nada ayudan las denominadas religiones Universales como la Católica, Judía o Musulmana que asustan a los díscolos y pecadores con penas y suplicios eternos.
Los iniciados, los auténticos iniciados, no temen a la muerte porque saben que no es más que una parte del camino, un umbral que hay que cruzar como almas inmortales que somos en nuestro viaje hacia la perfección. Sabemos que un GADU justo y perfecto jamás podrá castigar eternamente porque eso no sería justo. No, el GADU siempre nos dará la oportunidad de reparar nuestros errores, lo cual no es disculpa para no preocuparse por hacer lo correcto en cada momento.
Podemos ver que la muerte no es tal en las expresiones empleadas por muchas escuelas de Misterios cuando se refieren a la misma. Así los Rosacruces hablan de Transición, los Espiritistas de Desencarnación y los Masones de Oriente Eterno haciendo una alusión inequívoca a un cambio, a un hito, un antes y un después en el caminar hacia la perfección, pero nunca un fin, nunca un stop, nunca “la nada”
Tratar de hacer entender esto (y otros “secretos”) a un profano no tiene sentido. Nuestro camino no es “evangelizar” a la multitud de profanos que nos rodea (Familia, amigos, conocidos…) a no ser que quieras que te llamen loco, en el mejor de los casos. Es por ello que las escuelas de Misterios no hacen proselitismo so pena de ser malinterpretado su mensaje e incluso verse atacadas por miedo a lo desconocido.
Mal interpretadas porque hace falta dejar los metales a la puerta y transcender para poder ver más allá.
Atacada porque hemos quitado al profano de su vida segura, sin preocupaciones, sin que nos lo haya pedido.
Sin embargo, de entre toda la humanidad, surgen individuos que sienten que existe algo más, que precisan algo más que el materialismo puro y duro de la sociedad que les ha tocado vivir. Ya no podemos denominarlos de profanos, han comenzado su camino, sin saberlo quizás, sin darse cuenta; pero buscan respuestas y no precisamente las respuestas establecidas sino las que no se suelen dar, las que se ocultan porque solo cuando el alumno está preparado aparece el maestro para llenar sus oídos de sabiduría. Sin embargo, aún están lejos de comenzar el camino, lejos, algunos, de entrar en nuestra Orden.
No saben aún como caminar, son como un bebé que da sus primeros pasos de modo vacilante. Leen muchos libros, unos de autores serios, otros de falsos gurús que se hacen millonarios aprovechando el ansia de conocimiento legítima del hombre. Puede que se acerquen a alguna escuela pero no entran en ninguna. Se asustan de lo largo del camino, realmente un camino que no posee final porque el fin es la muerte sobre este planeta y el paso a la vida eterna que como almas inmortales tenemos destinada. Muchos se quedan aquí, no van más allá; intuyen que algo más existe y les es suficiente, no creen que el esfuerzo a realizar por saber más valga la pena.
Se produce así una selección natural y los más aptos siguen adelante. Con el tiempo separan grano de paja y empiezan a comprender, a caminar con paso más firme, se centran y, al final, llaman a la puerta.
Pero nosotros, los que ya estamos caminando, sabemos de lo duro del camino que este “medio profano” quiere comenzar a recorrer. El no ha hecho más que entrever las dificultades del mismo y es ahora que el maestro debe decidir si será fiel en su caminar o sucumbirá al primer contratiempo.
Por eso, todas las Escuelas de Misterios seleccionan con lupa a sus candidatos, o deberían hacerlo. Los masones lo hacemos por medio de la aplomación. Cuando aplomamos a un profano no solo hemos de fijarnos en lo que nos pide sino en si será capaz de sacrificarse para conseguirlo. Debe ser consciente que habrá de renunciar a muchas comodidades en su vida, que tendrá que “sacar tiempo” de su día a día para poder caminar. Porque el camino ha de ser diario, no es reunirse en un templo, en una logia, un par de horas y ya está. No, el camino da muchas alegrías, pero pide su óbolo, pide tu sacrificio, pide tu tiempo.
El profano no puede pensar que ha llegado al fin ante un maestro que le hará entrega de la “piedra filosofal”, del “Santo Grial” sin más. Todo lo contrario va a suceder, el maestro le hará trabajar tan duro que más de una vez dudará el alumno de seguir adelante, de si vale la pena hacerlo. Solo si lo hace, solo si persevera y supera todos los obstáculos, el maestro, al final, caminará a su lado, ni delante ni detrás, porque el maestro verdadero sabe que nadie es maestro de nadie, solo consejero y amigo fiel en el sendero. Como dice Dion Fortune
“El ser humano pone el pie en el Sendero en el momento mismo que así lo desea. Este es el primer paso y es muy sencillo. Pero solo mediante la persistencia de ese deseo es que va dando un paso tras otro y a eso se le llama recorrer el Sendero. Son pocas las almas que tienen la constancia necesaria…”
Estas pocas almas que siguen adelante buscarán su “santo grial” por todas partes hasta que alguno de ellos se den cuenta que “el gran secreto” ya les fue entregado el mismo día de su iniciación. Solo existe un camino para llegar a la maestría, solo hay un lugar en donde buscar y, al mismo tiempo, cada iniciado, cada maestro, lo encuentre o no lo encuentre, lo hará en el mismo sitio y en al mismo tiempo cada uno en un lugar diferente. El único secreto es Disciplina, Disciplina y Disciplina, como Emmanuel dijo a Chico Xavier….
- La pondremos en el centro de la Tierra –dijeron los dioses.- No, el hombre podría cavar y cavar y la encontraría- respondió Brahma-Entonces sumerjámosla en la cima más profunda del mar- No, el hombre aprenderá a sumergirse y la encontrará.- Ocultémosla en la más alta de las montañas.- No, el hombre escalará todas las montañas hasta encontrarla- ¿Dónde la esconderemos entonces?- Ponedla dentro del hombre mismo, jamás pensará en llegar ahí, ni en buscarla ahí”
Durante toda la eternidad se ha comunicado a “Quien haya tenido oídos para oír” donde estaba. ¿quién no ha oído estas frases alguna vez? O al menos alguna de ellas.
“Conócete a ti mismo”
Jesús les respondió: "¿No está escrito en vuestra Ley: Yo he dicho: dioses sois? (Juan 10 ; 34)
“La llama divina reside en el corazón”
¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu ..." (Juan 1:9)
el VITRIOL de la masonería.
¿Acaso creías que sería tan fácil? Si así lo has creído te encuentras más cerca del comienzo del camino que de su “no final”. Además el final del camino nunca será alcanzado ¿o acaso pretendes ser igual al GADU que te ha creado?
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