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PERGUNTAS & RESPOSTAS

O “Perguntas & Respostas” que durante anos foi publicado no JB News e aqui reproduzido, está agora no “Blog do Pedro Juk” . Para visita-lo ou tirar suas dúvidas clique http://pedro-juk.webnode.com/ ou http://pedro-juk.blogspot.com.br

sexta-feira, 30 de setembro de 2022

PARAMENTOS DE MESTRE INSTALADO EM RITOS DIFERENTES (DUPLA FILIAÇÃO)

Em 21.03.2022 o Respeitável Irmão Pedro Rodrigues Bueno Junior, Loja Ypiranga, 83, GOB-SP, Estado de São Paulo, formula a seguinte questão:

PARAMENTOS DE MESTRE INSTALADO COM DUPLA FILIAÇÃO

Mais uma vez venho lhe solicitar ajuda com relação a uma dúvida que surgiu em minha Loja e que não consegui esclarecer.

A questão é a seguinte:

Um Ir∴ é membro de 02 duas Lojas (uma delas como filiado) de ritos diferentes - Escocês e Adonhiramita. Na Loja do Rito Escocês ele foi instalado e é seu atual Venerável Mestre e na Loja Adonhiramita ele não ocupa cargo (lembrando que esta é sua Loja "mãe.

As perguntas:

- Qual paramento ele deve usar quando estiver na Loja que ele é membro, porém, não ocupa cargo? (Sendo ele um Mestre Instalado em outra Loja).

Ele pode usar os paramentos de Mestre Instalado do Rito Escocês nas sessões do Rito Adonhiramita? (Lembrando que não se trata de estar em visita a Loja, como já dito, ele é membro da Loja).

Agradeço sua inestimável ajuda para esclarecermos essa dúvida.

COMENTÁRIO:

O Mestre Instalado é o título honorífico (não é grau) dado a um ex-Venerável Mestre que será sempre um Mestre Instalado em qualquer das Lojas em que ele for membro. No nosso caso são duas Lojas de ritos diferentes, uma do Rito Adonhiramita e outra do Rito Escocês Antigo e Aceito.

Conforme as Obediências, pode existir diferença entre os paramentos, mesmo sendo de um mesmo rito. Algumas podem ser sutis e outras acentuadas.

Em face a esse obreiro ser membro de duas Lojas com ritos diferentes, ele deve então usar os paramentos de acordo com o Rito que cada uma das Lojas pratique.

Em síntese, como ele não é um visitante, mas é um membro filiado da Loja, então ele deve se adequar aos costumes do rito praticado por essa Loja.

Vale a pena mencionar que esse Mestre Instalado recebeu seu título honorífico de Mestre Instalado uma so única vez, com isso ele será, ad aeternum, um Mestre Instalado (ex-Venerável) em qualquer Loja.

Obviamente que ele por primeiro deve ter recebido seus paramentos do rito da Loja em que ele fora instalado. Desse modo, se mais tarde ele vier ter dupla filiação e a outra Loja praticar rito diferente da primeira, ele deverá se paramentar como Mestre Instalado do rito da Loja em que ele estiver filiado e trabalhando.

Isso é diferente de um Mestre Instalado visitante que, ao se apresentar em visita, usa os seus paramentos, não importando se o rito praticado pela Loja anfitriã for diferente do seu.

T.F.A.
PEDRO JUK - jukirm@hotmail.com
Fonte: http://pedro-juk.blogspot.com.br

EL TOQUE DEL APRENDIZ

R∴H∴ Américo Rojas Díaz (Revista Digital)
Enviado para o JB News pelo Ir∴ Rodrigo ...
Loja Unión Escocesa No 152 (Lima Peru)

El toque del aprendiz de modo general significa la capacidad de reconocer las cualidades e intenciones reales y verdaderas que se ocultan bajo la apariencia exterior de un individuo.

Los profanos basan sus apreciaciones y su juicio sobre las personas por las apariencias exteriores; los masones, los verdaderos iniciados regularmente poseen el conocimiento de la verdad, ven todo de manera diferente gracias al privilegio de poder estudiar y conocer mas de cerca la Verdad que ilumina su espíritu.

Lo expresado parece para muchos un misterio difícil de penetrare, pero no es así, lo que ocurre es que el iniciado masón, ávido por conocer la verdad y entusiasmado por la Luz Masónica que ha recibido, se da de tal manera a la realidad del Principio Creador, que habla, piensa y actúa de modo diferente a los demás; es más noble, mas sensato y sincero por que se ha transformado en un nuevo hombre, mas elevado, más cerca del G∴A∴D∴U∴.

El toque del aprendiz o del masón recién iniciado tiene un significado muy profundo, que la mayoría de masones de las nuevas generaciones no percibe porque sus hermanos mayores no se lo enseñaron y los maestros actuales no se preocupan de instruir para abrir los ojos de los aprendices para que vean este admirable secreto.

El toque del Aprendiz es prácticamente universal y es la iniciación de cualquier reconocimiento entre hermanos.

La decadencia de la Masonería en nuestro Oriente, producto de la falta de instrucción, además de otras causas, que no sería decente mencionarlas, ha hecho que prácticamente se olviden los elementos más esenciales de la vida masónica activa, como son los Toques, Signos y Palabras mediante los cuales el Masón consigue el reconocimiento universal de sus hermanos, sin distinción de Potencias ni Jurisdicciones.

El elemento mas eficaz para el reconocimiento entre hermanos masones es el “Tocamiento”, porque permite con un simple y discreto apretón de manos descubrir sin inquietud alguna, si una persona pertenece o no a nuestra Augusta Orden.

El toque del Aprendiz o Signo Manual, simbólicamente se interpreta de la misma manera como se hace con los golpes que se hacen a la puerta del Templo.

Los tres golpes leves y discretos dados con el pulgar, que en realidad son tres leves presiones, son toques simbólicos por medio de los cuales el masón iniciado se da a reconocer y al ser correspondido provoca el abrazo fraternal durante el cual se comunica la Palabra Sagrada para terminar el reconocimiento.

Esas tres leves presiones dadas en la mano del aprendiz o del masón en general corresponden a tres expresiones enseñadas por el Sublime Maestro Jesús El Cristo, cuando dijo: Buscad y encontrareis, Llamad y se os abrirá, Pedid y se os dará.

Masónicamente su significado real es: “Busco al Masón” – ese es el primer toque-, y la respuesta es otro toque que dice: “aquí estoy”. El Segundo Toque dice: “Abridme vuestro corazón, permitidme sentir la grandeza de vuestro amor fraternal”, el toque de respuesta dice: “Mi corazón esta abierto para vos, depositad vuestra confianza en mi, soy vuestro hermano”.. El Tercer Toque dice: “dadme la palabra de la verdad que traéis con voz”, la respuesta es: “Tengo esa palabra y os la daré para probaros claramente mi calidad de masón iniciado, real y verdadero”, luego se da el abrazo fraternal durante el cual se dan la Palabra Sagrada en la debida forma.

Cada Grado de la Masonería tiene un tocamiento particular o del grado, que se da cuando se pretende retejar, esto es verificar si el hermano con el que se esta tratando es realmente un masón y posee el grado que dice tener o figura en sus documentos masónicos. Los toques siempre deben ir acompañados obligatoriamente de las palabras Sagradas, de las de pase o del las de reconocimiento correspondiente a cualquiera de los grados.

En un encuentro entre dos personas, y si se intuye que son masones, después del reconocimiento a través del tocamiento de aprendiz y el abrazo fraternal se podrá preguntar al hermano recién reconocido si quiere seguir adelante, si dice si se le dará entonces el Toque de Compañero seguido de la Palabra de Pase o de la Palabra Sagrada, y si se quiere seguir adelante, finalmente se dará el Tocamiento del Maestro seguido de la Palabra de Pase o se hará los Cinco Puntos Perfectos del Masón o de la Maestría con la palabra sagrada.

El Tocamiento de la Antigua data y esta en uso desde que existieron las primeras organizaciones masónicas en el mundo.

En los diferentes Ritos Masónicos los Toques tienen pequeñas variaciones o diferencias, por ejemplo: en los ritos escocés, York y Francés; el apretón de manos del tocamiento de aprendiz es igual, variando ligeramente en las presiones que se dan con el dedo pulgar.

En la Masonería simbólica no hay Rito en los tres primeros grados que la componen, si no apenas un Sistema ligado a los respectivos Ritos, porque estos grados son generales y universales, bases de todos los Ritos Masónicos. El Toque del aprendiz por lo tanto es de inmenso valor. Con el entramos en contacto con nuestros hermanos en todo el mundo.

Fonte: Informativo JBNews nº 181 - 24/02/2011

quinta-feira, 29 de setembro de 2022

LUGAR DO VENERÁVEL MESTRE VISITANTE - GOB

(republicação)
Em 01/11/2017 o Respeitável Irmão Nilson Alves Garcia, Loja Estrela da Serrinha, GOB-GO, REAA, Oriente de Goiânia, Estado de Goiás, formula a seguinte questão:

LUGAR DO VENERÁVEL VISITANTE

Mano Pedro, numa sessão, digamos de iniciação, os visitantes Mestres Instalados se sentam no oriente lado esquerdo do Venerável Mestre. Mais os Veneráveis de Loja exercendo mandato sentam-se no lado direito do Venerável Mestre, ou seja, lado norte. Isto porque são autoridades? Se possível me ajuda, isto porque aqui em Goiás esta uma verdadeira polemica. 

CONSIDERAÇÕES:

Conforme o que menciona no GOB⸫ o atual Ritual de Aprendiz Maçom do REAA⸫ (que é o caso da questão), nas suas páginas 22 e 23, Planta e Legenda do Templo respectivamente, a legenda 33 indica o lugar das autoridades no Oriente (lado norte oriental) e a legenda 34 indica o lugar dos Mestres Instalados no Oriente (lado sul oriental).

Ainda no mesmo Ritual, no título da Recepção de Autoridades e Portadores de Títulos de Recompensa, página 65 trata: “1ª Faixa – Tratamento: Venerável para o Venerável Mestre...”.

No Regulamento Geral da Federação, Art.º 219 está assim mencionado: “O visitante que seja autoridade maçônica (o grifo é meu), ou portador de título de recompensa será recebido de conformidade com o Ritual adotado pelo Grande Oriente do Brasil para o Rito que a Loja visitada pratica e será conduzido ao Oriente”.

Assim, o § 2º desse Artigo, no seu inciso I, ainda menciona o seguinte: “1ª Faixa – Veneráveis (o grifo é meu); Mestres Instalados; Conselheiros dos Conselhos de Contas; Deputados Honorários...”.

Entendendo que o tratamento de Venerável Mestre não é um título de recompensa e pelo que se pode entender o descrito no § 2º do Art.º 219 do Regulamento Geral da Federação, o Venerável Mestre é tratado como autoridade. No caso, uma autoridade visitante.

A despeito de que o Venerável Mestre seja também um Mestre Instalado, mas tratado nesse caso específico como autoridade maçônica, segundo o Ritual em vigência ele, como visitante, toma assento no lugar destinado às autoridades maçônicas no Oriente - pelo seu lado norte oriental. 

Sugere-se que nesse momento também seja observado o que menciona o Decreto 1469/2016 que trata da ocupação das duas cadeiras de honra se por ventura na ocasião elas estiverem desocupadas.

Embora não seja minha especialidade trabalhar nesse tipo de interpretação, em síntese é isso que dá a entender nos confusos meandros desses regulamentos.

De tudo, por fim poder-se-ia perguntar: que diferença faz para o andamento dos trabalhos se o Venerável Mestre visitante viesse tomar assento no lado das autoridades ou no dos Mestres Maçons instalados?

T.F.A.
PEDRO JUK - jukirm@hotmail.com
Fonte: pedro-juk.blogspot.com.br

FRASES ILUSTRADAS


DISCURSO RELIGIOSO, SECULARISMO E ESPAÇO PÚBLICO

DISCURSO RELIGIOSO, SECULARISMO E ESPAÇO PÚBLICO
Fabrício Emerick Soares (***)


NOTAS SOBRE A ATUAÇÃO POLÍTICA E MISSIONÁRIA DO PADRE JÚLIO MARIA DE LOMBAERDE (1928-­1944)
1 INTRODUÇÃO

No campo da renovação dos estudos sobre a religião e o espaço público, as reflexões sobre a laicidade ocupam lugar privilegiado, pois nos permitem romper com abordagens centradas em modelos e princípios normativos – “modelos heurísticos”, para nos oferecerem um referencial analítico capaz de dar conta dos múltiplos processos sociais, políticos e culturais, combinados ao estudo das dinâmicas de agentes religiosos, nas suas intercessões com a religião. Nesse caminho, para além de pensar a laicidade somente enquanto o ideal/princípio de separação entre o Estado e a religião, o que nos interessa nesse estudo, é ilustrar as interações entre religião, discurso legitimador e formação/transformação do espaço público como marcas das particularidades da laicidade brasileira.

Para tal empreitada, nos serviremos primeiramente, do conceito de “configurações de secularismo e laicidade” (GIUMBELLI, 2013); que será apresentado e discutido na segunda seção desse estudo, tendo como fio condutor a argumentação de que a laicidade brasileira pode ser compreendida na (re)leitura da conjuntura da própria constituição do Estado republicano, a partir da investigação das especificidades, configurações e dinâmicas próprias dos processos, trajetórias e itinerários de sua realização.

Logo em seguida, na terceira seção, informaremos sobre o conceito de “esfera pública” (MONTERO, 2012); utilizando das noções de processo discursivo e “fluxos de interações discursivas”, como instrumentos para a produção da legitimidade/deslegitimidade dos agentes e instituições religiosas; para, na quarta seção desse nosso estudo, analisar os discursos produzidos pelo Padre Júlio Maria De Lombaerde[1] durante sua atuação na Paróquia do Senhor Bom Jesus, no município de Manhumirim (1928-1944). Tomaremos por marcadores, para a análise das construções discursivas do referido padre, presentes nos registros do Livro de Tombo da Paróquia do Senhor Bom Jesus de Manhumirim e do jornal “O Lutador”, além de intercessões com um outro conjunto de construções discursivas, a de seus opositores, expressos no jornal “O Manhumirim”, os seguintes: a ideia de unidade nacional vinculada à igreja católica (“comunidade imaginária nacional”), processos colaborativos entre a igreja católica e o Estado pactuados pelo ideal de “Neocristandade” e expressos em arranjos políticos institucionais; dentre outros. Esses processos e dinâmicas, ao nosso ver, que constituem particularidades da laicidade brasileira, realmente, não excluíram o elemento religioso católico da “esfera pública”.

Por fim, através da descrição e análise da atuação política e missionária do Padre Júlio Maria De Lombaerde na “esfera pública”, poderemos percebê-la enquanto estratégia de legitimação do mesmo, pois o habilitaram a ser representante da igreja católica, e de seus interesses. Nesse aspecto, a dinâmica que gerou sua legitimidade será identificada, descrita e analisada a partir de um vocabulário simbólico próprio que tanto qualificou a igreja católica como desqualificou os outros universos religiosos e institucionais.
2 PARTICULARIDADES DA LAICIDADE NO BRASIL

Segundo Giumbelli (2013), analisar as “configurações de secularismo e laicidade” brasileira, permite mapear e fazer “deslizamentos” sobre os diversos processos de produção e regulação do religioso, a partir das diversas conexões e intercessões entre os agentes religiosos e políticos, por meio dos arranjos políticos e das inúmeras relações da religião no campo social, político e cultural. Permite romper com conceitos normativos e princípios gerais, ou tipos ideais, de modalidades de laicidade que, em tese, poderiam ser comparados entre Estados/nações que teriam se aproximado ou distanciado da regulação do religioso. Permite, também, entender a regulação do religioso em sua aproximação com os próprios aparatos estatais, revelando na inserção jurídico-social das religiões, sua intervenção discursiva na configuração do espaço público.

Dessa maneira, para o entendimento das características particulares da laicidade brasileira, que não exclui o elemento religioso e, no caso específico desse estudo a igreja católica, opta-se pelo conceito de “configurações de secularismo e laicidade”, por conter uma amplitude que permite abarcar o conjunto dos mecanismos e dispositivos que atingem os vários grupos religiosos nas suas transformações ao longo de um regime secularista, remetendo para planos de análise que não são contemplados por modelos e princípios(GIUMBELLI, 2013, p. 56); todavia permite também acompanhar as formas e os canais pelos quais se efetiva a relação entre agentes religiosos, enfocados em sua especificidade (confessional e funcional), e os espaços sociais, tais como são historicamente constituídos em uma dada situação (GIUMBELLI, 2013, p. 56).

Avançando na tentativa de mapear a laicidade brasileira, Camurça e Martins (2013), sugerem que, o regime de laicidade é evidenciado pela separação entre a religião e o Estado. Essa separação cria para os cidadãos um espaço neutro e universal no qual as pluralidades possam conviver, porém reguladas pelo Estado, estipulando os direitos, as liberdades e as obrigações para a boa convivência. Contudo, isso não representa o desaparecimento, a privatização ou a perda total da influência da religião no espaço público; ao contrário, a presença das religiões no espaço público pode ser percebida no jogo democrático, tanto na política, quanto na influência e discussão/implementação das leis.

Mais especificamente no caso brasileiro, um dos elementos diferenciadores da construção da laicidade, conforme as reflexões de Montero (2013), é que a mesma nasceu com o auxílio/protagonismo da própria igreja católica num contexto de disputas por competências e áreas de influência da hierarquia da própria igreja. Refém do regime do padroado, desde o período colonial e imperial, a igreja católica viu-se progressivamente sobre o domínio do Estado e cada vez mais distante das regulamentações do Vaticano. Nesse contexto, com recursos escassos, poucos padres e com superposições de legislações, originou-se a “Questão Religiosa”, que teve em Don Vital e Don Antônio de Macedo Costa, dois de seus principais expoentes; os mesmos não admitiam a subordinação da instituição a uma estrutura político-estatal dominada por liberais e maçons; fazendo cumprir as determinações apostólicas, que constituíam na expulsão e excomunhão dos maçons das irmandades religiosoas, o conflito tomou dimensões maiores e contornos públicos.

Apesar de ter imprimido na constituinte de 1890 os valores cristãos e defendido sua estrutura autônoma em relação ao Estado, de acordo com Montero (2013), a igreja católica, com a proclamação da república e a constituição de 1891, perdeu seus poderes civis. Entretanto, o catolicismo continuou a se constituir como matéria prima da construção da nacionalidade. Participando amplamente da construção da estrutura do Estado imperial, o catolicismo ofereceu os fundamentos éticos da nação brasileira e, diante dos inúmeros desafios da heterogeneidade populacional, a construção do “cimento imaginário da nação”, por meio da ideia de uma “comunidade imaginária nacional”.

Outro aspecto que marcou a constituição da laicidade brasileira, informado por Mariz (2011), é que, no momento da proclamação da república, o Estado brasileiro não possuÍa recursos materiais, simbólicos, culturais e sociais para competir com a igreja católica. A mesma, se fazia presente no território nacional de forma mais ampla e ativa que o próprio Estado, tanto por meio de sua estrutura administrativa (paróquias, dioceses etc) como através da educação das elites. Dessa forma, embora o Estado tenha se estabelecido oficialmente separado da igreja católica, concretamente dependia da mesma, vendo-se obrigado a viver num regime de plena integração.

Prosseguindo na tentativa de oferecer mais elementos para o entendimento das particularidades da laicidade brasileira, são importantes as contribuições de Camurça e Martins (2013) sobre os “fluxos de laicidade”. Para os autores, esses “fluxos de laicidade” possuem duas perspectivas distintas: uma no sentido de demarcar a separação mais rígida entre Estado e religião, outra que evidencia a presença da igreja católica na esfera do Estado.

O primeiro fluxo iniciou-se com o advento da república e a constituição de 1891 ao realizar a separação da igreja e do Estado, instituindo a laicização do corpo administrativo e burocrático do mesmo. Nesse momento, as forças civis laicas foram imprimindo no Estado aspectos racionais na direção das áreas que estavam sobre o poder eclesiástico. Passados os primeiros anos da república, a igreja católica passou gradualmente a reivindicar um lugar na política institucional e social do país, devido ao fato de ser a representante da religião majoritária dos brasileiros. Progressivamente foi-se construindo o ideal da “neocristandade”, caracterizado por um arranjo entre a igreja católica e o Estado que lhe concedia influências privilegiadas em aparatos ideológicos, tais como, as obras sociais, a orientação da família e a educação formal (CAMURÇA e MARTINS, 2013).

O segundo fluxo, iniciado em 1930, caracterizou-se pelo protagonismo de Don Sebastião Leme frente ao Estado laico. Pela Constituição de 1934, foram asseguradas à igreja católica concessões cruciais pelo Estado no campo da educação religiosa, do financiamento de escolas, seminários e hospitais enquanto “utilidade pública”, bem como o reconhecimento do casamento religioso pela lei civil e a proibição do divórcio, dentre outros (Camurça e Martins, 2013).

Também corrobora para o entendimento da laicidade brasileira, especialmente na análise da presença da igreja católica na esfera do Estado, o movimento de “Recristianização/ Romanização” [2]. A “Recristianização” do Brasil na década de 1920 caracterizou-se pelo clero assumir uma postura mais enérgica em relação ao avanço da laicidade do Estado brasileiro, bem como “dos inimigos da fé católica”: protestantes, maçons, espíritas, entre outros. Esse movimento exigiu do clero uma atitude militante e, em muitos casos, a aproximação com governos fortes e autoritários.

A imprensa foi uma grande aliada da igreja católica durante o processo de “Recristianização” do Brasil chegando a ser vista como baluarte da defesa das mais sagradas tradições religiosas, meio de divulgação do catolicismo e poderosa arma contra os inimigos da Igreja (MATOS, 1990, p. 107). O objetivo principal da imprensa foi divulgar e defender os ideais católicos, bem como alertar a todos sobre os perigos dos “inimigos da religião”. Muitas vezes sua atuação era melhor e mais ofensiva que o próprio púlpito. Dessa forma, houve por parte da hierarquia católica, a criação e defesa da boa imprensa. Nesse sentido:

[…] ao declarar sua aliança com o poder estabelecido no país, a Igreja visava primordialmente garantir a continuidade e o fortalecimento da Restauração Católica, ou seja, uma presença mais expressiva do Catolicismo Romano na vida e na sociedade brasileira…(Azzi, 1980, p. 61). O importante era colocar em evidência que, com exceção da fé católica, as outras denominações religiosas contribuíram apenas para romper a unidade nacional, corromper o povo e atender a interesses de grupos estrangeiros…(Azzi, 1980, p. 65). Em primeiro lugar, convém assinalar que não houve ruptura de continuidade nas relações entre Igreja e Governo com a proclamação do Estado Novo em 1937. A hierarquia católica, que havia conseguido uma série de direitos e privilégios mediante a Constituição de 1934, dispôs-se a continuar a apoiar o regime ditatorial, caso essas conquistas permanecessem inalteradas. Foi o que na realidade sucedeu, pois Vargas sabia que o apoio da Igreja Católica lhe seria muito precioso…(Azzi, 1980, pp. 68-69).

Dessa forma, parece-nos que as particularidades da laicidade brasileira nos possibilitam pensar que, para além do princípio de separação entre Estado e relgião no Brasil, iniciado com o advento da república, o principío da laicidade não excluiu a religião, diga-se a igreja católica. Nessa direção, a laicidade brasileira pode ser compreendida na (re)leitura da conjuntura da própria constituição do Estado republicano, a partir da investigação das especificidades, configurações e dinâmicas próprias dos processos, trajetórias e itinerários de sua realização.
3 DISCURSO RELIGIOSO E ESPAÇO PÚBLICO

Analisando a relação entre o discurso religioso e a formação do espaço público, Montero (2012) informa que o catolicismo ainda mantém uma primazia social e política, pois as categorias teológicas presentes em suas formas discursivas circulam no imaginário político do país, bem como influenciam outros universos religiosos. De certa forma, pode-se considerar que a proximidade entre o discurso religioso e o espaço estatal, somada à capacidade da igreja de produzir elites, pela educação, constituem-se numa “tecnologia” que, em grande medida, defendeu (e defende) os interesses da mesma, tornando-se elementos da sua legitimidade e capacidade de influenciar na elaboração das leis.

Dessa forma, parece ser claro que a formação da laicidade brasileira passou também pela “esfera pública”. Assim a “esfera pública” não se constitui num espaço vazio, mas deve ser tomada enquanto resultado de um fluxo de interações discursivas que carregam as incertezas, as aspirações, os medos e as esperanças de falantes e ouvintes (MONTERO, 2012, p. 176). Para efeitos dos objetivos desse estudo, a noção de “esfera pública” foi tomada enquanto construída pelo “fluxo de interações discursivas”, em oposição a outras esferas.

Espera-se que tal abordagem tenha tornado visíveis as relações entre sujeitos de discurso e construir abstratamente um modelo de rede de circulação de categorias e modos de compreendermos a dinâmica dos processos de produção de legitimidade (MONTERO, 2012, p. 177). Isso implicou numa dupla operação, a saber: uma, descrever a dinâmica simbólica que gera a legitimação de um ator ou uma instituição e, outra, compreender os processos de legitimação que se operacionalizam a partir das categorias que circulam na “esfera pública”. Sendo assim, o conceito de “controvérsia” não foi entendido como polêmica e divergência, mas como algo que,

permite ao mesmo tempo que se compreendam os processos de mediação no qual as categorias de um campo discursivo se movem para outro, produzindo traduações e, consequentemente, novas significações; que uma multiplicidade de pontos de vista se tornem visíveis e possam ser descritos simultaneamente; e finalmente, que uma variedade de atores, não apenas religiosos, possam ser descritos em sua interação. (MONTERO, 2012, p. 177-178)

Dessa forma, no campo da renovação dos estudos sobre a religião, a laicidade brasileira e a esfera pública, enquanto espaço de “fluxos de interações discursivas”, ou seja, processos discursivos de variados atores sociais, nas suas múltiplas interações e busca de legitimidade de seus projetos, a “controvérsia” constitui-se num importante instrumento de identificação, descrição e análise dos agentes e instituições religiosas.
4 DISCURSO RELIGIOSO, ESFERA PÚBLICA E LAICIDADE [3]

O estudo da atuação política e missionária do Padre Júlio Maria De Lombaerde na Paróquia do Senhor Bom Jesus de Manhumirim, no período de 1928 a 1944, serviu para ilustrar o que até o momento chamou-se de processos e dinâmicas da laicidade brasileira, cujas particularidades rompem com os modelos e princípios normativos.

Na construção discursiva do Padre Júlio Maria De Lombaerde, presente nos registros do Livro de Tombo[4] da Paróquia do Senhor Bom Jesus de Manhumirim e do jornal “O Lutador”, pode-se perceber, dentre outros, os seguintes marcadores: a ideia de unidade nacional vinculada à igreja católica (“comunidade imaginária nacional”), processos colaborativos entre a igreja católica e o Estado pactuados pelo ideal de “Neocristandade” e expressos em arranjos políticos institucionais. Esses processos e dinâmicas sugerem que as particularidades da laicidade brasileira, realmente, não excluíram o elemento religioso católico da “esfera pública”.

Assim, enfatizou-se a descrição da atuação política e missionária do Padre Júlio Maria De Lombaerde na “esfera pública” como estratégia de legitimação desse agente, pois o habilitaram a ser representante da igreja católica, e de seus interesses, frente aos outros universos religiosos e institucionais. Nesse aspecto, a dinâmica (enquanto categorias de circulação) que gerou sua legitimidade foi identificada, descrita e analisada a partir de um vocabulário simbólico próprio que tanto qualificou a igreja católica como desqualificou os outros universos religiosos e institucionais.

Veja-se, pois, o que as formações discursivas (fontes) informaram sobre as atividades do Padre Júlio Maria De Lombaerde, na Paróquia do Senhor Bom Jesus de Manhumirim:

Retardei até janeiro deste anno a escricturaçaõ do Livro de Tombo, para ter o tempo de observar e estudar o povo e a situação, e não adiantar nada de duvidoso ou de incerto. É pois após 9 mezes de residência e de trabalhos que julgo a situação e os factos da parochia (…) Passei na casa parochial, junto com o Vigário, a Semana Santa, constatando com tristesa que o povo estava completamente imbuído de idéias protestantes, freqUentando poucos e pouco a igreja, e de nenhum modo os sacramentos. O protestantismo solidamente implantado e protegido por uns ricos, possuía dois templos um de presbiterianos e outro de Baptistas, funcionando um terceiro os Evangelistas e em casa particular. Nenhuma irmandade canonicamente erigida existia. Encontrei umas 15 senhoras com a fita do Coração de Jesus, fazendo a comunhão mensal no 1º Domingo; também umas 18 Filhas de Maria, que nem appareceram no princípio, sendo apenas a fita e o véu, sem organização nenhuma. O catecismo das creanças não existia, nem havia pregação, de modo que reinava a mais completa ignorância religiosa.[5]

A situação encontrada pelo Padre Júlio Maria De Lombaerde foi de um lado, uma população católica desbaratada, sem liderança espiritual, dormindo na mais “completa ignorância religiosa”, pois quase não havia freqüência à igreja e aos sacramentos, além de inexistirem, oficialmente, os movimentos religiosos capazes de agregar os leigos, de outro lado, um protestantismo “solidamente implantado e protegido por uns ricos”.

Pode-se considerar que naquele momento o Padre Júlio Maria De Lombaerde viu-se frente a uma situação que se apresentou propícia para iniciar sua atuação missionária de “Recristianização” e, por meio do sacerdócio militante e da reorganização da sociedade, reconquistar o espaço sócio-político perdido para as religiões protestantes e outros grupos como, por exemplo, a maçonaria.

Na continuidade dos registros de sua observação/análise e do “estudo do povo e da situação”, o Padre Júlio Maria De Lombaerde pareceu confirmar a debilidade, a falta de preparo e a iniciativa do clero à frente dos trabalhos da igreja, na Paróquia do Senhor Bom Jesus, naquele momento:

O Padre Frederico, Hespanhol e falando bastante mal o portuguez, era um sacerdote piedoso e exemplar, de optimos costumes , que procurou melhorar a situação. De temperamento pacífico e querendo a paz com todos, receava declarar a guerra aos protestantes , e chamar a attenção do povo sobre os abusos. Dessa falta de iniciativa resultava necessariamente a diminuição da fé e a invasão do erro.[6]

Parece que no propósito de legitimar-se, o Padre Júlio Maria De Lombaerde identificou que parte da dificuldade e do despreparo do sacerdote que o antecedeu estava na comunicação verbal, pois ele falava “bastante mal o portuguez” e, apesar do Padre La Barrera reunir atributos necessários à prática do bom sacerdócio, tais como, a piedade e o exemplo nos costumes, faltavam-lhe outros tão ou mais importantes como, por exemplo, o espírito aguerrido capaz de não só “declarar a guerra aos protestantes”, mas de chamar a atenção o povo.

Chamou-nos a atenção nesse mesmo registro, o uso da expressão “invasão do erro” que pareceu-nos ilustrar bem a ideia de legitimar-se, deslegitimando os outros universos/manifestações religiosas e instituições. Nesse sentido, o discurso religioso construído pelo Padre Júlio Maria De Lombaerde encarregou-se de reafirmar no espaço público o princípio da “única verdade”, ou seja, o do catolicismo como a única expressão da verdade da fé.

Uma vez à frente dos trabalhos da igreja católica, no Curato do Bom Jesus do Pirapetinga, o Padre Júlio Maria De Lombaerde, tratou logo de colocar a “casa em ordem”:

[…] tendo tomado posse da parochia esperei a hora opportuna para agir, provocando-a durante a pregação do mês de Maria. O resultado não se fez esperar. Os protestantes desesperados pela enorme concorrência do mês Mariano e o enthusiasmo dos Cathólicos, espalharam um Bolletim contendo diversas objecçoes contra a religião, e mandaram vir uns pastores de fora, para pregar nas ruas. Tomei a defensiva e ataqueio-os resolutamente em conferencias públicas e pelo jornal “Manhumirim”. O resultado foi extra-ordinário. A egreja encheu-se o jornal duplicou a tiragem, e apesar da resistência tenaz dos Pastores, a verdade foi vencendo todos os obstáculos. Cahiram me nas costas uns 5 pastores, com artigos e folhetos, respondi a todos, esmagando-os um por um e obrigando-os à uma retirada vergonhosa. A opinião pública foi conquistada em favor da verdade. Muitos protestantes voltaram ao seio da egreja e outros retiraram-se, de modo a deixar o campo vasio. Sobre as ruínas do espírito protestante fundei e organisei a Liga Catholica dos homens, o Apostolado, as Filhas de Maria, a Cruzada eucharistica, e o cathechismo, e por fim fundei o Lutador para manter a direcção e não deixar refriar o catholicismo[…] Hoje o triunfo é completo. O templo baptista fechou por falta de frquencia – o evangélico seguiu de perto e o Presbyteriano está em completa decadência. Em vez de uma freqüência de 200 pessoas que contava está reduzido a uma freqüência de 15 a 20 pessoas. Os outros envergonham-se de freqüentar o templo ou voltaram a religião catholica[7].

Nesse trecho nota-se especialmente nas palavras e termos grifados, a construção de um discurso que, simultaneamente, objetivou legitimar seu autor e suas ações como representantes de um propósito maior, ou seja, da ação combativa da igreja católica, expressada por um vocabulário de guerra. Foi, portanto, um discurso guerreiro que caracterizou toda a construção discursiva do Padre Júlio Maria De Lombaerde, seja nos registros do Livro de Tombo, seja nos artigos publicados pelo jornal “O Lutador”.

No registro acima foi possível esquadrinhar algumas estratégias, das quais se serviu o Padre Júlio Maria De Lombaerde para legitimar-se e empreender sua campanha de conquista e reconquista dos fiéis católicos e dos ditos protestantes e para (re) afirmar no fluxo dos discursos a própria importância sócio-política da igreja católica.

Abaixo, transcreve-se um longo trecho do livro de Tombo que continuou reforçando a ideia de que a igreja possuiu “inimigos da religião” que também divulgavam seus propósitos, valores e orientações sociais, cujo Padre Júlio Maria De Lombaerde tratou de desqualificar:

Estes dois anos tem sido dois annos de lucta sem trégua, contra os inimigos da religião e de esforço para o levantamento espiritual das almas. O protestantismo desmoralisado e derrotado procurou um apoio na maçonaria e desta união surgiu nova lucta religiosa. A maçonaria embora quieta e escondida constituia uma verdadeira força na cidade, contando 127 homens, todos elles de classe abastada e chefiada pelo Vice-presidente da Comarca: Manoel Manduca, um vereador: Dr. Caciquinha e o próprio presidente Dr. Alfredo Lima. Todos os empregados públicos eram maçons e diversos pertenciam à Liga Cathólica. A Maçonaria resolveu construir a sua Loja, e para esse fim adquiriu um terreno ao pé da Matriz do Bom Jesus. Sciente do propósito de ali levantar a maçonaria chamei em particular o Venerável Manoel Manduca e Dr. Caciquinha, pedindolhes, como amigos, que não fizessem tal, pois parecia um affronto, uma provocação a egreja catholica. Prometteram empenhar se, porém nada fizeram e deliberaram que a Loja seria feita ali mesmo. Protestei publicamente na egreja e pelo jornal estando a população inteira ao meu lado. Mandei um officio de protesto à Maçonaria, porém sem resultado. Neste ínterim, descubri nos livros do patrimônio que a escriptura da posse tinha sido falsificada e que tinham quasi duplicado a area de terreno adequirida, de modo que o prédio estava pela metade no terreno da egreja. Protestei de novo, não atenderam, e as obras continuaram. Chamei então os advogados Adhemar Távora e Edgar Toledo que examinaram o caso demonstraram a falsificação. Então a maçonaria desistiu e vendeu o prédio começado à Câmara. A questão foi resolvida, porém, os maçons humilhados, envergonhados procuraram a todo custo uma desfora de vinganças. Começou então uma serie de perseguições, ataques, calunnias, etc[8].

Os registros sugerem haver um triunfalismo guerreiro acerca dos desmontes e embates contínuos com os protestantes e outras forças e grupos locais, pois, neles, o Padre Júlio Maria De Lombaerde reconheceu que maçonaria, embora “escondida” representava uma força na comunidade capaz de fazer frente aos seus interesses. Contudo, não poderia ser declarada expressamente como inimiga da igreja católica, pois muitos de seus adeptos freqüentavam a liga católica fundada por ele. No entanto, quando a maçonaria aceitou os protestantes, houve uma digressão dos fluxos discursivos do Padre Júlio Maria De Lombaerde que passou a desqualificar também a maçonaria declarando-a uma inimiga pública da religião.

Por meio dos protestos no jornal “O Lutador”, o Padre Júlio Maria De Lombaerde iniciou uma “nova luta religiosa”, mas cujos contornos ficaram mais nítidos. Assim, para além do campo religioso, as ações do sacerdote perpassaram para os campos do social e do político e os “inimigos” passaram a ser identificados. Deixando de serem somente protestantes ou maçons, tornaram-se indivíduos investidos de poder e prestígio na sociedade, tais como, o Dr. Caciquinha, Manoel Manduca e Dr. Alfredo Lima, que ocupavam cargos importantes no legislativo local: o primeiro era vereador, o segundo, vice-presidente da câmara, e o terceiro, presidente.

Desde então, os embates tornaram-se cada vez mais frequentes e revelavam sua face política, como pode-se notar no trecho abaixo:

Aproveitaram da revolução para fazer todos os absurdos; chegaram a tomar as machinas de typographia, quebraram tudo, queimaram os jornais. Um bando de capangas chefiado pelos assassinos José Porcino e Alvim, sempre sobre ordens de Dr. Alfredo Lima, Manoel Manduca e Pedro Nolasco. Um dia o furor maçônico de Dr. Alfredo chegou ao ponto de esperar me da descida do trem para defeitear-me, e não tendo podido fazel-o, foi no Collegio, onde derramou toda a bílis, insultando e praguejando depois de se ter entregue ao excesso de bebida. Outro dia bombardearam o Collegio de Sta. Therezinha com mais de 200 bombas e foguetes, quebrando quantidade de telhas No dia 7 de Dezembro de 1930 chegou o furou ao auge; Porcino com seus 10 capangas foi atacar a egreja, na ocasião da missa das 9 horas devendo ser matado à porta da egreja o sr. Julio Rabello, e assassinado no Altar o Padre Júlio Maria. O ataque deu-se.. houve tiroteio, porém o plano sahindo mal; não chegaram a matar ninguém. Todos os pormenores destas barbaridades estam descriptos no “O Lutador” cujo número ficará archivado. De combinação com o Exmo. Sr. Bispo D. Carloto, tomei a frente de uma reacção energica, e sem entrar diretamente no movimento político, organisei os elementos de valor, no fim de formar a base de uma política catholica. [9]

Embora não se tenha tido acesso a nenhum jornal que retratasse em notícias os acontecimentos da revolução, encontrou-se no livro do Padre Demerval Alves Botelho algumas pistas. Devido à Revolução de 30 houve um clima de instabilidade na cidade por causa da retirada da polícia para integrar as forças revolucionárias. Assim, a guarda da cidade ficou a cargo de homens contratados pelo presidente da câmara. As notícias que chegavam a Manhumirim foram filtradas e controladas. Com isso, a população ficou desinformada e temerosa sobre o que poderia, de fato, estar acontecendo.

A fim de divulgar os acontecimentos reais, o Padre Júlio Maria De Lombaerde conseguiu um mensageiro de confiança e passou a publicar em seu jornal, o Lutador, o que de fato acontecia. Seus adversários lançaram-se contra ele e, conforme o padre escreveu, aproveitaram-se da ausência de forças policiais – ou da conivência dessas com as lideranças políticas – para destruir sua tipografia.

Fica sugerido que o Padre Júlio Maria De Lombaerde aproveitou desse episódio para outra vez desqualificar/deslegitimar seus adversários chamando-os de “bando de baderneiros” que, sem nenhuma diplomacia tentavam fazer valer suas causas, utilizando-se de violência física e verbal. Igualmente, serviu-se do episódio para legitimar-se, diferenciando-se dos demais por buscar sempre a legalidade para resolver as querelas com seus opositores.

Mesmo afirmando não entrar diretamente na política, a partir do episódio narrado, o Padre Júlio Maria De Lombaerde, procurou aglutinar em seu entorno indivíduos católicos de influência local e lançou mão da proximidade da igreja católica junto ao Estado (“Neocristandade”). Assim, reuniu um grupo de indivíduos para formar uma base política católica, sugerindo a ideia de tratar-se de uma posição de defesa da religião que representava. No entanto, a sequência dos registros possibilita reconhecer que seus propósitos iam muito além das questões religiosas:

Munido da recomendação de D. Carloto e acompanhado por Monsenhor Gonsalez, fui apresentar e expor o caso ao Dr. Arthur Bernardes, em Viçosa, que prometeu tomar as providencias e destituir a política de Manhumirim. Assim foi feito: alcancei a nomeação de um chefe político catholico: Sr. Narciso Rabelo, a vinda de um Prefeito Catholico, e de um tenente do exercito para manter a ordem. A política do Dr. Alfredo Lima ficou deste modo derrubada e o povo ficou enthusiasmado pela nova direção das cousas. A maçonaria desmantelou-se por completo; ficando reduzida à metade. Mais um esforço e espero que a seita codennada desaparecerá de Manhumirim, para ceder o lugar a um único rebanho, que é o de Jesus Cristo. A vitória está alcançada; falta agora approveital-a, e não deixar mais entrar no governo nenhum maçon, nem nenhum protestante[10].

Foi, em 1934, por meio da fundação de um jornal semanário, “O Lutador”, que o Padre Júlio Maria De Lombaerde, tornou público os seus fluxos discursivos e atingiu um número significativo da população local, ao deslocar o espaço da discussão e circulação das ideias para um instrumento mais amplo que o templo católico. Assim, as pessoas mesmo não freqüentando a igreja católica puderam acompanhar o desenrolar das intercessões e interções discursivas pelos jornais.

Uma edição do semanário11 divulgou um artigo de quatro páginas, praticamente todo o jornal, dedicado a rebater provocações lançadas ao Padre Júlio Maria De Lombaerde, intitulado “Antes de tudo… mentira: resposta ao jornal “o Evangelista”. Noutra edição, por ocasião do fechamento das lojas maçônicas, em outubro de 1937, pelo governo federal, o Padre Júlio Maria De Lombaerde estampou matéria de primeira página com o título Fechada a Maçonaria! O Grande Oriente “abateu columna” – o perigo continua, divulgando e comemorando a atitude governamental.

Apesar de ter celebrado o fechamento das lojas maçônicas no Brasil, e por extensão em Manhumirim, como o maior acontecimento promovido pelo governo, observou-se pelo título da matéria que, mesmo fechada por decreto federal, a loja maçônica continuou representando perigo aos interesses católicos, pois em Manhumirim, segundo o padre, a loja deu abrigo aos protestantes e congregou importantes figuras de prestigio político local.

O episódio de fechamento das lojas maçônicas refletiu a proximidade entre igreja e Estado, como uma característica da laicidade brasileira, pois, no geral, a maçonaria foi considerada inimiga da verdade e da religião católica. Por outro lado, refletiu, também, a legitimidade do Padre Júlio Maria De Lombaerde, construída em seus discursos, que demonstraram que os inimigos da religião estavam sendo punidos e castigados por Deus, pois perseguiram a religião católica.

Para o padre, em Manhumirim, não só a instituição recebeu seus castigos, mas também seus dirigentes estavam sendo punidos, pois

o maior acontecimento deste mez de outubro, e até um dos maiores e mais significativos que o Governo já realizou, é sem dúvida o fechamento das lojas maçônicas, reconhecidas como centro de communismo (…) Em Manhumirim, o povo conhece bastante o que é a tal maçonaria, o que deseja, o que faz… Quantas calamidades ella tem espalhado em Manhumirim!… Mas também quantos castigos ella já recebeu de Deus. Passem em revista os taes heroes do triangulo e seus emissarios desde aquelle advogado que assignou, na revolução, a violação de domicilio e a profanação das imagens dos santos, até o ultimo que defendeu o processo maçônico contra o Collegio das Religiosas. O primeiro já deixou este mundo, e dizem que o segundo já está tuberculoso numa casa de saúde. E entre os dois, quantos outros já receberam o pagamento de suas obras![11]

Para ele, se fez simultaneamente a “justiça dos homens” pela mão do governo, e a justiça de Deus.

Na edição do jornal de 25 de março de 1934 encontrou-se referências ao episódio de destruição das máquinas de tipografia do jornal pelos maçons, mencionado no livro de Tombo, nos anos de 1929 e 1930. Com o título de O Lutador resuscitado! o texto foi uma justificativa aos leitores sobre o desapparecimento do Lutador do theatro da luta[12]. O texto mereceu ser destacado, pois sugeriu que, mesmo tendo perdido uma batalha para seus opositores, o padre conseguiu confirmar a proximidade da Igreja com o Estado.

Conforme já havia registrado no Livro de Tombo, por causa da legitimidade que construiu, o Padre Júlio Maria De Lombaerde, conseguiu a nomeação de indivíduos católicos praticantes, tanto moradores locais como vindos de fora, para os cargos políticos do município, junto ao então presidente, Arthur Bernardes. Assim, nas palavras do próprio padre

[…] graças a Deus e mercê à acção moralizadora, energica e patriótica do incomparável e eminente Mineiro, Dr. Arthur Bernardes, Manhumirim readquiriu a paz, a concórdia, a perfeita união de seus filhos. Os elementos pertubadores, desordeiros do Município, em justo castigo de seus erros e bravatas, foram exonerados e substituído por elementos de escol, que podem garantir e realizar a paz e a felicidade da população. O Dr. Alfredo Lima, de tristissima memória, com a caterva de sequazes, que o cercavam, foi demitido e para sempre alijado da política, que descaradamente deshonrava, e hoje os destinos do nosso Município estão entregues nas mãos de um homem a quem todos veneram e estima, por ser homem de bem em toda a extenção da palavra; homem de progresso, de justiça, de consummada prudência, homem de fé. Sim, o Sr. Narciso Rabelo, de quem queremos fallar, foi nomeado Chefe político do Município, tendo a seu lado o sr. Américo Toledo, outro elemento digno de todos os encômios, por sua dignidade, honradez e espírito progressista. O novo Prefeito Municipal, o digníssimo Dr. Nelson César Pereira da Silva é um moço de raras e exepcionaes […] de visão e de conhecimentos administrativos práticos, além de ser um catholico praticante, decidido, de acção e soccio da Liga Catholica. (...) Com taes predicados o novo Prefeito encontrará em Manhumirim, como em cada uma de suas famílias, uma ampla e cordial sympathia, o auxilio e boa vontade de todos para felicíssimo e fecundo governo. Com catholico praticante e de acção saberá na sua douta e esclarecida prudência, sanar e remediar os males aqui feitos pela nefanda seita maçônica, que empurrava e dirigia o Dr. Alfredo Lima, fraco catholico e só de nome, tornado o protector dos que, de qualquer modo, têm combatido aqui a egreja chatholica, a única propulsora do progresso deste logar, […] Como o sr. Prefeito, é o nosso digníssimo Delegado também um catholico praticante, convencido e igualmente sócio da Liga Catholica. Elle saberá manter com punho férreo se preciso, entre todos nós a união e a paz, e extinguirá impiedosamente e por completo o cangaceirismo que nos infesta com desordeiros e criminosos, que ultimamente têm implantado o terror e desassocego em nossa sociedade pacata e ordeira […][13].

À época, “O Manhumirim” foi o jornal oficial da prefeitura municipal e se encarregou de fazer circular as ideias dos opositores do Padre Júlio Maria De Lombaerde, bem como rebater os ataques e atacar ao padre e seus seguidores. Em alguns de seus exemplares encontrou-se as “controvérsias” ao fluxo discursivo da igreja católica, com a finalidade de desqualificação da mesma.

Na edição de 02 de abril de 1933, há uma matéria que objetivou atacar ao Padre Júlio Maria De Lombaerde, denunciando sua intromissão nas coisas da política. O texto, assinado por Manoel Bernardes, procurou definir claramente a finalidade e os limites de ação do clero:

O intromettimento do Clero nos negócios públicos, – e é um catholico de verdade quem falla – destoa completamente do verdadeiro sentimento que deve presidir a alma religiosa do Brasil […] O papel do clero brasileiro nestas horas de afflição para este bocado de mundo sagrado, é no altar, aos pés de Jesús Sacramentado, implorando ao Pai muito querido, com fervor, com amor e absoluta confiança, sentimentos bons para os homens que têm de governar o Brasil e não nos palanques públicos, desviando o coração de seus parochianos para a política da terra, enfraquecendo-lhes […][14]

Escrito por alguém que disse ser “um católico de verdade”, a ideia defendida foi na contramão das diretrizes da atuação da igreja católica no Brasil, a partir da década de 20, e confirmada, na década de 30, pelo movimento de “Recristianização”, pactuado pelo ideal da “Neocristandade”

No mesmo mês e ano, o jornal publicou uma matéria na qual o Dr. Alfredo Lima, prefeito à época, dirigindo-se a D. Carloto, Bispo Diocesano, explicou um “mal entendido” entre seus correligionários e o Dr. Aldo Prado, suposto presidente da liga eleitoral catholica e, provavelmente, vinculado ao Padre Júlio Maria De Lombaerde. O Dr. Aldo Prado, em carta ao bispo, informou estar correndo perigo de morte pelo Dr. Alfredo Lima e seus amigos porque lhe fazia oposição. O trecho da carta ao bispo foi assim publicado,

“Dr. ALDO PRADO, presidente da Liga Eleitoral Catholica, que tem qualificado numerosos eleitores catholicos, será eliminado pelos assassinos que cercam o prefeito, si Vossencia não tomar enérgicas providências… Confio Vossencia não protegerá assassinos, embora politicamente seus amigos”.[15]

Essa denúncia sugere estarem em jogo, além das questões de amizades, as posições políticas. O Dr. Aldo Prado apelou ao bispo para proteger-lhe, pois se considerou um representante dos interesses do catolicismo ameaçado pelo Dr. Alfredo Lima e seus correligionários na cidade, estando por esse motivo qualificando numerosos eleitores católicos. Para “deslegitimar” a posição assumida pelo Dr. Aldo Prado, o Dr. Alfredo Lima escreveu no jornal que,

[…] nesse comunicado telegraphico, expedido, não daqui, onde os factos se desenrolam, mas de Caratinga, onde a noticia delles deve chegar com os accréscimos recebidos em viagem, s.exc. o sr. dom Carloto começa por me accusar de não querer opposição nem eleitores catholicos. Antes de tudo, sem desrespeito por s. exc., eu terei de observar que a accusação é visivelmente oca, embora lançada de tão alto. Si o eleitorado municipal, numa proporção de 90 por cento, está declaradamente, a meu lado, e secunda a minha acção política, acho razoável admittir-se que no meu partido e sob a minha orientação, há uma ponderabilissima percentagem de eleitores catholicos […] E para mostrar como é imperdoável a minha hostilidade aos eleitores catholicos, o senhor bispo dom

Carloto escreve, com toda as letras, que padre Julio não faz política. […] Ainda

mais. Sabe, convencidamente, s. exc. o sr. bispo que o dr. Aldo Prado não é o presidente da Liga Catholica local. Esta honraria lhe está sendo atribuída para armar ao effeito e para colorir a perseguição de que lhe queixa. Presidente da Liga é o nosso digno concidadão, sr. Anselmo Gomes Campos, figura de relevo no commercio e na industria do município[16].

Na edição de novembro de 1937 de “O Manhumirim” encontrou-se outro exemplo das intercessões dos fluxos discursivos no espaço público, no sentido de desqualificar e deslegitimar sujeitos e instituições em posições opostas. Assim, ao texto comemorativo sobre o fechamento das lojas maçonicas, escrito pelo Padre Júlio Maria De Lombaerde, sob o título de Em defesa da memória de um amigo escreveu-se que

[…] o jornaleco “O Lutador”, que se edita nesta cidade, sob a direcção do Padre Júlio Maria, em seu numero de Ourtubro p.p., falando accerca do fechamento da Maçonaria, fez allusão a uma passagem, cujas personagens ficaram desde logo, patenteadas aos olhos dos que conhecem a vida local como se referindo ao saudoso Dr. Vasco Soares de Moura e ao jovem causídico Dr. Carlos Soares de Moura. Disse que “o primeiro já deixou este mundo”, e o “segundo já está tuberculoso numa casa de saúde”. Vislumbra-se nas entrelinhas do trecho a que nos referimos a satisfação do aludido mensário por esse infausto acontecimento. É lamentável que um periódico, dirigido por um sacerdote, ao envez de ter palavras de conforto, em taes casos, sahia em campo vangloriando por um facto dessa naturesa. (…) Em nosso nome, portanto, e no do povo manhumiriense, protestamos energicamente contra esse gesto do Pe. Júlio Maria […][17]

Em outras edições dos jornais “O Lutador” e “O Manhumirim” encontrou-se a descrição de episódios que ilustram como as interações/intercessões discursivas podem atuar na legitimidade/deslegitimidade de agentes e instituições, bem como na construção, desconstrução e reconstrução dos espaços públicos. Contudo, os limites dessa modalidade de escrita acadêmica não permitem apresentá-los. Dessa maneira, espera-se que os recortes selecionados tenham sido suficientes para a ilustração que se pretendeu fazer.
5 CONSIDERAÇÕES FINAIS

À guisa de considerações finais, reiteramos que o propósito desse estudo foi ilustrar as interações entre religião, discurso legitimador e formação/transformação do espaço público como marcas das particularidades da laicidade brasileira. Dentre essas particularidades, ressalta-se que vários episódios da nossa história revelam que o princípio de separação entre Estado e igreja, iniciado com o advento da república, não excluiu a religião católica, ou outras manifestações religiosas, nem seus representantes e portadores de seus discursos.

Reitera-se a utilização das noções de processo discursivo e “fluxos de interações discursivas”, como instrumentos para a produção da legitimidade/deslegitimidade dos sujeitos e instituições religiosas para reconhecer, identificar e analisar os discursos e ações produzidos pelo Padre Júlio Maria De Lombaerde durante sua atuação política e missionária na paróquia do Senhor Bom Jesus, no município de Manhumirim, no período de 1928 a 1944.

De fato, o Padre Júlio Maria De Lombaerde representou o espírito missionário da igreja católica de sua época, tendo em vista sua atuação em três continentes – África, Europa e América. No Brasil, sua presença mais especificamente no sudeste, na cidade de Manhumirim, revelou, por meio de seus discursos e ações, sua legitimidade como portador das diretrizes da “Recristianização”, pelas quais somente a igreja católica seria capaz de (re) organizar a sociedade, restabelecer-lhe a ordem e a moral, pois era a única portadora da verdade.

Por fim, reforça-se que as articulações políticas do Padre Júlio Maria De Lombaerde para conseguir a nomeação de chefes de governo local católicos, expressaram as ações de um agente que, por meio de seus discursos, construiu-se como legítimo representante de uma ordem social ameaçada, mais por adversários religiosos, ou seja, protestantes e maçons, e menos por adversários políticos. Tal fato sintonizou-se com uma historicidade particular que no Brasil envolveu a igreja católica e o Estado, numa conjuntura de laicidade, que, ao contrário de outros Estados, permitiu a proximidade/colaboração entre essas instituições.
NOTAS

[1] Missionário belga, nascido em 07/01/1878. Ainda jovem entrou na Sociedade dos Missionários da África e em outubro de 1895 partiu para a África. De volta a Europa (1901), iniciou seu noviciado na Novel Congregação Clerical, em 4/10/1902, seguido da emissão dos votos temporários (1903) e votos perpétuos (04/10/1906). Foi ordenado presbítero em 13/06/1908. Em 23 de dezembro de 1912 partiu para missões no Brasil com mais quatro irmãos de congregação. Desembarcou em Recife no dia 15/10/1912, seguindo para Natal/RN e logo depois para Macapá (1913). Após três anos de trabalho em Macapá resolveu fundar as Filhas do Coração Imaculado de Maria (21/11/1916). Com problemas no norte do país e em contato com D. Carloto – bispo de Caratinga – vem para o sudeste do Brasil, chegando em Manhumirim no dia 24/03/1928, tomando posse do respectivo curato em 08/04/1928. Fundou o Instituto dos Missionários Sacramentinos de Nossa Senhora do Santíssimo Sacramento (decreto diocesano de 07/04/1927 – com a vestição dos primeiros padres em 16/03/1929) e também o Instituto das Irmãs Sacramentinas de Nossa Senhora do Santíssimo Sacramento em 25/03/1929. Morreu em Manhumirim, num acidente de automóvel, no dia 24/12/1944.

[2] Segundo Sanchis (1995), a Romanização constituiu-se num “surto de modernidade” e a ação pastoral da igreja romanizada deixou “sulcos” profundos de caráter anti-sincrético explícito na religiosidade popular.

[3] Parte das informações para a confecção dessa seção do nosso estudo, foram inspiradas na dissertação intitulada: “Do Discurso Missionário à prática do Poder Político: uma análise da atuação do Padre Júlio Maria De Lombaerde na Paróquia do Senhor Bom Jesus de Manhumirim – 1928 a 1944” e nas atuais pesquisas constantes no projeto de tese intitulado: “Limtes e Possibilidades de uma Vida Democrática na formação social de Manhumirim sob o viés da Cultura Política Católica: uma análise comparativa das intenções, desenvolvimento e efeitos da ação religiosa e política dos Padres Júlio Maria De Lombaerde (1928-1944) e Ronaldo Lopes Corrêa (1999-2012)”.

[4] O Livro de Tombo da Paróquia do Senhor Bom Jesus é uma fonte primária, manuscrita, pertencente ao acervo do escritório paroquial e cuja pertinência para a realização de nossas pesquisas está no fato de narrar, senão todos, os principais acontecimentos e ações tomadas pelo pároco – Padre Júlio Maria De Lombaerde – durante o ano, a saber: atuação frente ao avanço do protestantismo e da maçonaria, fundação de irmandades e desenvolvimento da religião católica, registros de construção de suas obras assistenciais, como o Colégio Santa Teresinha, Ginásio Pio XI, Seminário Apostólico e Hospital São Vicente de Paulo, embates com o então prefeito Dr. Alfredo Lima, contatos e articulações com bispos da região e políticos locais, além de impressões sobre a cidade de Manhumirim, sua cultura e população.

[5] Livro de Tombo da Paróquia do Senhor Bom Jesus de Manhumirim, f. 9 verso.

[6] Livro de Tombo da Paróquia do Senhor Bom Jesus de Manhumirim, f. 9 verso.

[7] Livro de Tombo da Paróquia do Senhor Bom Jesus de Manhumirim, f. 10.

[8] Livro de Tombo da Paróquia do Senhor Bom Jesus de Manhumirim, f. 13 verso.

[9] Livro de Tombo da Paróquia do Senhor Bom Jesus de Manhumirim, f. 14.

[10] Livro de Tombo da Paróquia do Senhor Bom Jesus de Manhumirim, f. 14 verso. 11 Jornal O Lutador, edição de 28 de janeiro de 1934.

[11] Jornal O Lutador, edição de outubro de 1937.

[12] Jornal O Lutador, edição de 25 de março de 1934.

[13] Jornal O Lutador, edição de 25 de março de 1934.

[14] Jornal “Manhumirim”, edição de 2 de abril de 1933.

[15] Jornal “Manhumirim”, edição de 27 de abril de 1933.

[16] Jornal “Manhumirim”, edição de 27 de abril de 1933.

[17] Jornal “Manhumirim”, edição de 7 de novembro de 1937.
REFERÊNCIAS

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CAMURÇA, Marcelo Ayres; MARTINS, Sueli. Sobre a permanência e a naturalização do catolicismo na esfera pública no Brasil: o caso de uma escola municipal. Cultura y Religión, vol. VII, nº 2, 2013, p.102-116.

GIUMBELLI, Emerson. Para estudar a laicidade, procure o religioso. In: Verônica GIMÉNEZ, Verônica e GIUMBELL, Emerson (Orgs.). Religion, Cultura e política em las Sociedades del signo XXI. Buenos Aires: Biblos, 2013. p. 43-68.

_____ . O que é um ambiente laico? Espaços (inter) religiosos em instituições públicas. Cultura y Religion, vol. 07, nº 2, 2013, p.32-47.

MATOS, Henrique Cristiano José. Um estudo histórico sobre o catolicismo militante em Minas, entre 1922 e 1936. Belo Horizonte: O Lutador, 1990.

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MONTERO, Paula. Religião, Laicidade e Secularismo: Um debate contemporâneo à luz do caso brasileiro. Cultura y Religión, vol. VII, nº 2, 2013, p.13-31.

_____. “Controvérsias religiosas e esfera pública: repensando a religião como discurso”. Religião e Sociedade, 2012/1, p. 167-183.

SANCHIS, Pierre. O campo religioso será ainda hoje o campo das religiões? (Sub-itens 2 e 3). In: HOORNAERT, Eduardo (Org.). História da Igreja na América Latina e no Caribe: o debate metodológico. Petrópolis: Vozes, 1995, p. 96-131.

SOARES, Fabrício Emerick. Do Discurso Missionário a Prática do Poder

Político: uma análise da atuação do Padre Júlio Maria de Lombaerde na Paróquia do Senhor Bom Jesus de Manhumirim – 1928 a 1944. 2009, 109 f. Dissertação (Mestrado em História Social) – Universidade Severino Sombra, Vassouras, 2009.

Recebido em 19/01/2015

Aprovado em 03/05/2015

(***)Mestre em História Social pela Universidade Severino Sombra USS – Vassouras/RJ. Doutorando em Ciências Sociais pelo PPGCSO-UFJF – orientando do prof. Dr. Marcelo Ayres Camurça Lima. Docente da Faculdade Doctum de Manhuaçu.

Fonte: http://www.brasilmacom.com.br

quarta-feira, 28 de setembro de 2022

PROCEDIMENTOS DE LEITURA E SAUDAÇÃO

(republicação)
O Respeitável Irmão Ricardo de Souza Paula, Loja Acácia de Balneário, 3978 Oriente de Balneário Camboriú, Estado de Santa Catarina, apresenta a seguinte questão:
ricardoveterinario@terra.com.br

Os Irmãos quando vão apresentar uma peça de arquitetura eles procedem de que forma? Temos em nossa Loja 2 correntes: A primeira que eu sigo diz que o Irmão fica de pé e à Ordem, com a peça na mão, saúda verbalmente o Venerável Mestre, Primeiro Vigilante, Segundo Vigilante e demais irmãos, desfaz o Sinal de Ordem e começa a leitura sem pedir licença para tal ao Venerável.

A segunda corrente afirma que o Irmão fica de pé e à Ordem, sem falar nada, faz a saudação maçônica ao Venerável Mestre, Primeiro e Segundo Vigilantes (desfazendo o sinal para cada um), aí volta à Ordem e espera o Venerável autorizar.

Conforme o ritual - Cobridor do Grau - Página 39 

Saudação Maçônica - Est⸫ à Ord⸫, lev⸫ a m⸫ dir⸫ horiz⸫ até o omb⸫ dir.: e dep⸫ deix⸫ cair ao long⸫ do corp⸫ for⸫ uma esq⸫, volt⸫ depois ao Sin⸫ de Ord⸫

Primeira Instrução - Página 165

O Sin⸫ Gut⸫, ou Saud⸫ Maç⸫, é feito à entrada do Templo, durante os ttrab⸫, ao Ven⸫ Mestre e aos VVig⸫ - Estando à Ord⸫, leva-se a m⸫ dir⸫ ao omb⸫ dir.: e deixa-se cair o br⸫ d⸫ ao longo do corpo, volt⸫, depois ao Sin⸫ de Ord Como é o correto então?

CONSIDERAÇÕES:

Vamos por partes. Obedecendo a regra de que todo obreiro em Loja aberta que estiver em pé e parado fica à Ordem, assim, para a apresentação de uma Peça de Arquitetura, o Obreiro estará por primeiro à Ordem com o seguinte procedimento:

Primeiro: ele deve deixar o escrito sobre o assento, se posicionar em pé com o corpo ereto e os pés em esquadria, compondo o Sinal do Grau em que a Loja estiver trabalhando. 

Segundo: com a postura indicada ele cumpre o protocolo, que não é saudação, proferindo o cargo das Luzes – Venerável Mestre, Irmãos Primeiro e Segundo Vigilantes, e por fim, meus Irmãos. 

O Venerável, que é o único que pode dispensar o Sinal, em uma atitude de bom senso, dispensa o mesmo para o conforto do usuário da palavra que precisará ter um texto escrito às mãos. 

Ato seguido o apresentante da Peça, apanha os escritos, procede à apresentação, recoloca os escritos sobre o assento, retoma a postura de se estar à Ordem, desfaz o Sinal e senta-se novamente. 

Se por acaso o Venerável não se aperceber que o apresentante precise ter as mãos livres para o manuseio do texto, o próprio Irmão pede então essa permissão ao Venerável.

Não há como confundir procedimentos de telhamento e saudação com a oportunidade de se estar em pé em Loja aberta para o cumprimento de um ofício. 

Um obreiro fazendo uso da palavra se dirige por primeiro as Luzes da Loja por protocolo consuetudinário o que não é em hipótese alguma a saudação maçônica pelo Sinal, daí não se dever saudar pelo Sinal a cada cargo proferido pela ocasião protocolar. Uma coisa é uma coisa e outra coisa é outra coisa. 

Ratificando, no uso da palavra o usuário à Ordem, sem desfazer o sinal a cada citação, profere o cargo dos enunciados. 

Também não se deve confundir que ao se desfazer o Sinal pelo cumprimento simbólico da pena esteja obrigatoriamente se fazendo uma saudação. É bem verdade que os procedimentos são iguais, porém as finalidades é que se distinguem.

A sutileza da ritualística é rica em detalhes que demandam de um bom entendimento para a verdadeira compreensão da Arte.

T.F.A.
PEDRO JUK - jukirm@hotmail.com
Fonte: JBNews n. 813, 17/11/2012

MINUTO MAÇÔNICO

BRINDES

1º - De acordo com Anderson, os brindes foram instituídos na Maçonaria, desde 1719, pelo Grão-Mestre Dr. Desaguliers que fez reviver os antigos, regulares, e peculiares brindes ou "saúdes dos Maçons", o que faz supor que este costume era anterior à criação da Grande Loja de Londres.

2º - Era costume muito velho beber-se à saúde de alguém nos banquetes, sendo possível encontrá-lo entre os antigos gregos e romanos. Na Inglaterra, este costume, que se tornou universal, estendeu-se nos clubes e nas associações recreativas na época da transformação da Maçonaria operativa em especulativa.

3º - Assim, influenciadas pelo espírito social daquela época, as Lojas maçônicas acompanharam o costume, bebendo-se na Loja nas horas de recreação. Não obstante, diz Mackey, nenhum excesso era permitido, sendo as expansões nos banquetes maçônicos reguladas pelas Old Charges.

4º - Bebiam de acordo com uma regra, o Venerável dando as saúdes, a primeira das quais era à saúde "do Rei e da Ordem".

5º - Havia sete brindes obrigatórios: 1º - À saúde do Soberano e sua família. 2º A do Grão-mestre e dos chefes da Ordem. 3º A do Mestre da Loja. 4º A dos vigilantes. 5º A dos outros oficiais. 6º A dos visitantes. 7º A de todos os Maçons espalhados pelos dois hemisférios. No Brasil, rituais especiais regulam as Lojas de Banquete e os respectivos brindes.

Fonte: http://www.cavaleirosdaluz18.com.br

UTOPIAS, DESATINOS LITERÁRIOS E DISTOPIAS EM MAÇONARIA

José Maurício Guimarães

“Cair em si” não é o mesmo que “cair das nuvens”. Cair em si é quando tomamos consciência do erro, enquanto que cair das nuvens significa espantar-se, ter uma grande surpresa.

Em meados de novembro passado, caí duas vezes: “em si” e “das nuvens”. Desde então botei freio na minha modestíssima produção de textos maçônicos.

Por que?

“Elementar, meus caros watsons!” – dizem nossas instruções que o objetivo da maçonaria é “tornar feliz a humanidade”, associando homens sábios e virtuosos para viverem ligados por laços de recíproca estima, em perfeita confiança e amizade, estimulando-se, uns aos outros, na prática das virtudes – em síntese: a Maçonaria é um SISTEMA DE MORAL.

Em um dos meus últimos desatinos literários, perguntei: quais temas constituem o estudo maçônico? Antropologia, biotecnologia, ciência política, direito, geografia, história, linguística, meteorologia, química, sociologia, etc...? Eu mesmo, muito pedantemente respondi: absolutamente NENHUM desses objetos do conhecimento, pois a proposição fundamental do verdadeiro estudo maçônico é o ser humano em sua dimensão moral, ética e social. É disso – DIMENSÃO MORAL, ÉTICA E SOCIAL – que não se fala nos modernos textos que superlotam a internet.

A instrução maçônica não se dá em livros, nem artigos, nem palestras. Ela acontece naqueles PERÍODOS DE INSTRUÇÃO (ou quarto-de-hora de estudos) ministrados EM LOJA, nos quais os textos contidos nos rituais são lidos e, em seguida, debatidos, analisados e detalhadamente examinados POR TODOS OS IRMÃOS. Nesses períodos de instrução não deve existir a figura de um “guru”, um Irmão escolhido pelos deuses para ENSINAR aos demais; nesses períodos de instrução (ou quarto-de-hora de estudos) é a soma total das inteligências e consciências dos Irmãos – de Aprendizes a Mestres – que alcança a síntese do sistema de moral almejado pela Maçonaria. É por isso mesmo que nossos ensinamentos são “secretos”, isto é, não aparentes, íntimos e particularmente veiculados de maneira que não sejam vistos por quem “não está dentro”. Desistam os “goteiras” e curiosos que supõem poderem alcançar esse conhecimento em palestras públicas, artigos de revistas, blogs, sites, WhatsApp ou mesmo nos livros: Maçonaria é VIVÊNCIA.

Não me canso em dizer: MAÇONARIA É NAS LOJAS; NÃO EXSITE MAÇONARIA NA INTERNET. A propósito disso, a CMSB(*) divulgou recentemente um vídeo com esse alerta, pois algumas pessoas inescrupulosas vêm se aproveitando da boa reputação da Maçonaria para promoverem golpes financeiros, espalharem notícias falsas ou mesmo se passarem por maçons; hoje ficou difícil para o público saber quem é quem nessa poluição sôfrega e desatinada em que estamos mergulhados (VEJAM O VÍDEO NO RODAPÉ DESTA MENSAGEM).

Os desatinos literários em Maçonaria falam de tudo, menos de como o Simbolismo possa servir paraTRANSFORMAR O HOMEM LIMPO E PURO (candidato) em HOMEM JUSTO E PERFEITO (iniciado).

Na poluição dos textos utópicos tem de tudo: receita para unha encravada, simpatia para espinhela caída, fórmula para trazer a mulher amada de volta em 30 dias, propagandas do tipo “vote em mim não vote nele”, sem falar nas diatópicas briguinhas de comadres em defesa de suas fortificações e baluartes como se o galardão máximo da Ordem fosse a disputa, numa cerca, por meia dúzia de bípedes galináceos.

Reflitam comigo: o que tem sido feito de concreto para melhorarmos a qualidade e assertividade de nossas SINDICÂNCIAS? O que tem sido feito de concreto para um próximo retorno das Lojas ao trabalho presencial sem o fantasma da contaminação pelo vírus? O que tem sido feito de concreto para beneficiar aquele universo de Irmãos que, por causa da idade ou falta de conhecimento tecnológico, não tem acesso à “nova maçonaria” que se pretende instalar em nosso meio?

Não espero que soluções paternalistas venham de cima; respostas corretas a essas e outras questões devem ser elaboradas pelos cada um de nós e discutidas NAS LOJAS; depois concretizadas como PROJETOS para serem postas em execução nas Potências.

Para o momento atual, penso assim a Maçonaria; o resto são utopias, desatinos e distopias.

Texto recebido por email

(*) CMSB é o nome dado à "Confederação da Maçonaria Simbólica do Brasil", associação estável de Grandes Lojas soberanas. As Potências são as Grandes Lojas, uma em cada Estado brasileiro.

Assista aqui o vídeo da CMSB

terça-feira, 27 de setembro de 2022

PARAMENTOS DE UM MESTRE INSTALDO DO REAA EXERCENDO CARGO EM LOJA

O Respeitável Irmão José Daniel Massaroni, Loja Conciliação e Justiça, REAA, GOB-SP, Oriente de Presidente Prudente, Estado de São Paulo, apresenta a questão seguinte:

PARAMENTOS DE UM MESTRE INSTALADO EXERCENDO CARGO.

Sou membro da Comissão de Ritualística da Loja. Nesta semana fiz a leitura do uso da Faixa de Cargo, explicada pelo Irmão, na formação do Préstito, solicitando aos Mestres Instalados que os mesmos utilizassem a Faixa do Cargo sobre a de Mestre Instalado. Isto seria válido para os que foram nomeados para ocuparem cargos na Administração atual, ou para os que ocupassem cargos numa única Sessão.

Não obtive autorização do Irmão Orador, com a alegação de que aquelas explanações seriam somente para os Irmãos que possuem a Faixa de Mestre, quando trocariam tal Faixa pela do Cargo. A outra opção seriam para os Irmãos Expertos e Cobridores, para o uso eventual da Espada. Para os Irmãos Mestres Instalados, os mesmos retirariam a Faixa de "MI" e colocariam somente a Faixa do Cargo mais o Avental de "MI".

Por entender que embora o Mestre Instalado não seja Grau, seus paramentos são o Avental e Faixa de "MI", o que não permitiria usar um Avental de Mestre Instalado e uma Faixa do Cargo.

Como não aceitei o entendimento do Irmão Orador, pergunto: Como proceder para que a Faixa do Cargo seja sobreposta a Faixa do Mestre Instalado na Organização dos Cargos pelo Irmão Mestre de Cerimônias? Isso serviria para normatizar o uso da Faixa do Cargo em nossa Loja como nas demais, do mesmo Rito.

CONSIDERAÇÕES:

Meu Irmão, boa tarde. Vamos lá, a “faixa” de Mestre é aquela que vai colocada do ombro direito para o quadril esquerdo. Assim, essa faixa deve ser usada por Mestres Maçons que não estejam ocupando cargo em Loja.

Consta no Ritual de Mestre Maçom do REAA em vigência, página 22:

“Além do respectivo Avental, o Mestre quando não estiver exercendo cargo de Vigilante, Dignidade ou de Oficial usa faixa de (...)”.

Como a faixa de Mestre teve origem nos talabartes franceses com bainha utilizados para acondicionar a espada e no Ritual de Mestre Maçom, anteriormente mencionado consta na mesma página 22:

“(...) Na extremidade interna da faixa, existe uma presilha que serve de suporte para a espada”.

O SOR, Sistema de Orientação Ritualística do GOB orienta que os Expertos e os Cobridores, mesmo trazendo o “colar” com a joia do cargo, também usem a faixa de Mestre, obviamente por baixo do colar, pois eles têm como instrumento de oficio, a espada.

A faixa do Mestre vai vestida de modo transversal do ombro direito para o quadril esquerdo, enquanto que o colar é um ornato para o pescoço, no caso, é vestido sobre ambos os ombros.

Dito isso, outra coisa são as insígnias de um Mestre Instalado, que usa avental de Mestre Instalado e um “colar” com a respectiva joia de Mestre Instalado (páginas 23, 24 e 25 do Ritual de Mestre Maçom em vigência).

Agora, se um Mestre Instalado ocupar um cargo em Loja, ele deve usar os dois colares, ou seja, veste o "colar" com a joia distintiva do cargo por cima do colar do Mestre Instalado.

Destaco, o Mestre Instalado não deve retirar o seu colar e joia, mesmo nessa ocasião, pois ele continua ser um Mestre Instalado. Mesmo ocupando um cargo em Loja ele não perde a sua condição honorífica dada àqueles que já exerceram o veneralato de uma Loja.

Trocando em miúdos, ele é um Mestre Instalado exercendo um ofício, portanto veste seus paramentos completos conforme prevê o ritual, enquanto recebe do Mestre de Cerimônias, a joia distintiva do cargo que ele irá ocupar.

A despeito de paramentos diferenciados entre o Mestre Maçom e o Mestre Maçom Instalado, isso não atribui a um ex-Venerável qualquer grau simbólico, senão um título honorífico dado àquele que foi instalado para dirigir a Loja como Venerável Mestre. Concluído o seu mandato, o Venerável, ad aeternum, será um ex-Venerável (Mestre Instalado).

Finalizado, fica mais uma vez o lembrete: Art. 42 do Regulamento Geral da Federação – “O Mestre Maçom que passar pelo Cerimonial de Instalação integrará a categoria especial honorífica (o grifo é meu) dos Mestres Instalados”. Um Mestre Maçom se veste para os trabalhos como um Mestre Maçom e um Mestre Maçom Instalado como um Mestre Instalado.

T.F.A.
PEDRO JUK - SGOR
Secretário Geral de Orientação Ritualística GOB/PODER CENTRAL
jukirm@hotmail.com
Fonte: http://pedro-juk.blogspot.com.br