Luis Verón
Hoy 18 de enero, se cumplen 142 años de la instalación en nuestro país de la primera logia masónica que funcionó regularmente en el Paraguay. Desde entonces, la fraternidad estuvo muy presente en la historia, coadyuvando en la recuperación nacional, luego de la hecatombe del 70. La memoria de grandes hombres e importantes obras quedan deslucidas con la situación actual de esa centenaria institución.
Y amaneció en el Oriente
El 1 de enero de 1869, las fuerzas aliadas ocuparon militarmente la capital paraguaya.
La encontraron desolada, excepto algunos extranjeros y famélicos animales.
Con las fuerzas invasoras, llegaron muchos vivanderos y paraguayos exiliados.
Entre la oficialidad brasileña y argentina, se encontraban numerosos iniciados en la masonería, esa fraternidad varias veces centenaria de luchadores por el republicanismo, la democracia, la instrucción pública, el conocimiento y la convivencia según reglas de juegos civilizadas. Los presidentes de los países beligerantes y los generalísimos de dichos ejércitos eran grandes maestros de la masonería en sus respectivos países: Mitre, Sarmiento, Caxias, Peixoto, Osorio, etc.
Antecedentes en el Paraguay
Sabido es también que casi toda la Guerra de la Independencia americana fue realizada bajo la dirección de connotados masones: San Martín, O’Higgins, Sucre, Miranda, Bolívar. La excepción fue el Paraguay, donde las ideas políticas y las ideologías llegaban con relativo atraso, debido a nuestra mediterraneidad, lejos de los puertos donde recalaban mercancía, hombres e ideas.
Uno de los precursores de la Independencia americana, el paraguayo presbítero Juan Pablo Fretes, era asiduo de los círculos frecuentados por los masones, donde se iban incubando los proyectos independentistas. Por otra parte, recordemos que en la obtención de la independencia política de los países americanos tuvieron gran influencia logias masónicas. Por citar solo un ejemplo, el de los Estados Unidos de América: De los 54 jefes y oficiales que lucharon por la independencia, 50 pertenecieron a la masonería, dirigidos por George Washington. En Centroamérica y Suramérica, los líderes también fueron maestros masones.
En el Paraguay, noticias ciertas de la presencia de la masonería datan de los años iniciales del gobierno de don Carlos Antonio López, cuando en 1845, funcionaba –en la clandestinidad– la logia Pitágoras, dirigida por el venerable Enrico Tuba, masón de origen italiano.
De esa época también data el funcionamiento de la logia volante Conway, cuyos trabajos se realizaban a bordo del buque británico “Locust”, del comodoro Sir Ernest Hotham, diplomático llegado al país para el reconocimiento del Gobierno paraguayo por la Corona inglesa. A esta logia ingresaron muchos ingleses y paraguayos anteriormente consagrados y otros iniciados entonces.
La primera potencia masónica y autónoma independiente de América del Sur fue el Gran Oriente del Brasil, fundado el 17 de junio de 1822 en Río de Janeiro.
Su primer Gran Maestro fue el patriarca de la independencia brasileña, José Bonifacio de Andrade e Silva. Fue en el seno de esta donde se gestó la independencia brasileña, concretada con el Grito de Ipiranga, en 1822. Este Oriente propició, en su momento, la fundación de la primera logia masónica paraguaya.
La masonería en el Paraguay
Hoy se cumplen exactamente 140 años de la instalación oficial de la primera logia masónica en nuestro país. Se llamó Fe y trabajó bajo el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, con los auspicios del Gran Oriente del Brasil, del Valle Benedictino de Río de Janeiro.
Esta logia y otras que se fundaron después acogieron en su seno a numerosos acólitos, la mayoría de ellos de principalísima actuación en los intensos días en que la República iba reorganizándose: Toribio, Fernando y Daniel Iturburu, Félix Egusquiza, Cayo Miltos, Juan Antonio Jara, Miguel Haedo, Remigio Cabral y Cándido Bareiro, Benigno Ferreira, Otoniel Peña, Adolfo Saguier, Jaime Sosa Escalada, Cirilo Antonio Rivarola, entre otros.
Debido al calamitoso estado de mucha gente sobreviviente de la Guerra de la Triple Alianza, los cofrades de la logia Fe fundaron, el 6 de junio de 1869, un asilo que llegó a atender a más de 2.000 personas. Varias semanas después, el 28 de julio de 1869, el Supremo Consejo Grado 33 de la masonería argentina autorizó a uno de los principales miembros, el médico José Roque Pérez, a fundar logias en el Paraguay y a conferir grados masónicos; de esa manera, se fundó en Asunción la logia masónica Unión Paraguaya N° 30. El doctor J. R. Pérez era el enviado extraordinario del Gobierno argentino para la constitución del Gobierno provisorio de 1869.
En aquellos días augurales de la República del Paraguay, fueron iniciadas otras personalidades; muchas de ellas llegaron a las más altas cumbres del poder político, como Juan Bautista Gill, Juan G. González, etcétera.
Es de destacar que uno de los prohombres de la masonería paraguaya, don Cirilo Antonio Rivarola, iniciado en la logia Fe y perteneciente también a la logia Unión Paraguaya, donó a la fraternidad masónica el terreno donde se erigió el templo masónico de la asunceña calle Palma.
Varios masones de proficua actuación pública se iniciaron en la masonería en el extranjero, como Bernardino Caballero, hecho masón en el Brasil, y Gregorio Benítez, en la Argentina.
Obra masónica
Algunos aportes de aquellos ciudadanos, miembros de la masonería, fueron, como ya dijimos, la fundación de un asilo de menesterosos, la organización de instituciones públicas, como la Municipalidad, la creación de escuelas para niños y para niñas, la abolición de la esclavitud, la fundación de la primera biblioteca popular asunceña, la propuesta de incorporación en la Constitución entonces redactada, del matrimonio civil –conseguida años después–, así como la creación del Registro Civil de las personas, etc.
Actualmente, la masonería, entre otras obras, se encarga del sostenimiento de granjas de recuperación de ciudadanos.
Tareas de consolidación
El 1 de junio de 1871 se estableció el Supremo Consejo para la República del Paraguay de la masonería del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. En aquella ocasión, fue electo el primer Soberano gran Comendador, título de la más alta autoridad masónica de cada Gran Oriente, el doctor Juan Adrián Chaves, jefe del cuerpo médico de la Fuerza Naval brasileña en el Paraguay, quien estuvo secundado por su compatriota el coronel Hermes Ernesto da Fonseca. Los demás altos dignatarios fueron oficiales y comandantes de buques brasileños.
El 3 de febrero de 1873, se inauguró en Asunción uno de los monumentos que testimonian y señalan la presencia de la masonería en el Paraguay: La Libertad, idea masónica concretada en un monumento consistente en la efigie de una mujer, mostrando la Constitución Nacional dirigida hacia el Oriente, rematando una columna.
Cuando en 1876, luego de varios años de presencia en el país, las fuerzas invasoras se retiraron, las logias masónicas –y, por ende, el Supremo Consejo y Gran Oriente del Paraguay, quedaron desarticuladas–. de enero de 1896 se restableció el Supremo Consejo del Grado 33 de la masonería paraguaya del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. El 22 de febrero siguiente, todas las logias masónicas del país se unificaron bajo los auspicios del Supremo Consejo.
La instalación del Gran Oriente del Paraguay estuvo a cargo de los grandes maestros Bernardino Caballero, Serafín Rivas y Ricardo García. El 28 de junio de ese año, el gobierno de Juan Bautista Egusquiza (masón) aprobó los estatutos y otorgó la personería jurídica a la masonería paraguaya.
También puede verse la mano de los hombres de la masonería en la fundación de los partidos políticos tradicionales –Asociación Nacional Republicana y el Centro Democrático, después Partido Liberal–, del Colegio Nacional, de la Universidad Nacional de Asunción, etc.
Otra fecha importante en la historia de la masonería paraguaya es la aprobación, el 30 de abril de 1923, de un Código Masónico del Gran Oriente del Paraguay y sus Reglamentos Generales.
El 13 de mayo de ese año, el pueblo masónico paraguayo realizó el juramento de dicho código y reglamento.
Logia pionera y seguidoras
El 6 de junio de 1887 se fundó en Asunción la más antigua logia en funcionamiento de nuestro país: Aurora Nº 1 del Paraguay, con 122 años de vigencia. Posteriormente se fundaron numerosas más, varias de ellas de efímera existencia.
Actualmente, algunas de las logias integrantes del Gran Oriente del Paraguay son, en Asunción: Aurora del Paraguay, Sol Naciente, Federico el Grande, Libertad, Universo, Fraternidad Masónica, Paz y Justicia, Bernardino Caballero, Concordia, Pitágoras, Acacia, Arandú, Giusepe Garibaldi, Lautaro, Millenium 3033, Fénix, José Gervasio Artigas, Igualdad, Pensamiento Activo, Wolfgang Amadeus Mozart y Piedra Angular.
Existen también logias en varios puntos del país, como las de los Caballeros de San Juan, en Ñemby; Tekokatu, en Capiatá; Saint Germain, en Mariano Roque Alonso; Luz y Progreso, en San Lorenzo; Unión y Progreso, Igualdad y Fraternidad y Toribio Díaz, en Encarnación; Alborada del Amambay, Hermandad sin Fronteras, en Pedro Juan Caballero; Luz y Amistad, José Félix Estigarribia, Fraternidad, Cedro del Líbano y Libre Pensadores, en Ciudad del Este, y Perfecta Armonía, en Concepción.
Atomización y nubarrones
En los últimos años, la masonería paraguaya vivió situaciones que minaron gravemente su prestigio a los ojos de los profanos.
En 1996 sufrió un grave cisma. “La insensatez de unos, la cobardía de otros y la incomprensión de los más, movidos por intereses profanos –dice un estudioso de la masonería paraguaya– fue la causante de esa herida de la cual la institución aún no pudo cicatrizar. Pareciera más bien un cáncer que hizo metástasis y conduce a la muerte de un organismo vivo que lo contrajo”.
Aquel cisma de 1996 habría sido el estallido de una serie de situaciones que venían incubándose desde más de una década atrás. En años posteriores, nuevas disensiones llevaron a otros tantos desprendimientos, reclamando cada uno para sí, la autenticidad y la regularidad –negadas mutuamente– a las otras logias. También aparecieron en el horizonte masónico paraguayo, logias de otras obediencias y ritos, inclusive mixta, atribuyéndose cada una su propia regularidad, la que le es negada por las otras, suscitándose, cada tanto, enojosas y vergonzantes situaciones que dan como resultado el desprestigio de la Orden.
Ojalá que esta fecha, 18 de enero, en la que se cumplen 142 años de su instalación regular en el Paraguay, sirva para que los miembros de la antiguamente tan respetable fraternidad razonaran sobre su situación y recuperaran su antiguo prestigio.
La memoria de grandes hermanos masones, como Cirilo Antonio Rivarola, Cayo Miltos, Juan Bautista Gill, Higinio Uriarte, Bernardino Caballero, José Segundo Decoud, Antonio Taboada, Juan Gualberto González, Otoniel Peña, José Urdapilleta, Cecilio Báez, Eusebio Ayala, José Félix Estigarribia, Juan Manuel Frutos y otros, merecen un gesto de altura.
Primer Templo de la masonería paraguaya en Asunción
En San Lorenzo se dio un hecho insólito se estaba construyendo la actual catedral diocesana, en el mismo edificio donde se celebraba oficios religiosos católicos, también funcionaba una logia masónica.
Cirilo Antonio Rivarola, presidente de la República y donante del terreno del templo masónico de la calle Palma, en Asunción.
Bernardino Caballero, en la época en que fue iniciado en la masonería.
Cayo Sotero Miltos, masón y vicepresidente de la República.
Juan Bautista Gill, masón y presidente de la República.
Higinio Uriarte, masón y presidente de la República.
José Falcón, masón y canciller de la República.
José S. Decoud, masón, canciller e ideólogo de la Asociación Nacional Republicana.
Juan Bautista Egusquiza, masón. Durante su gobierno se otorgó la personería jurídica a la
masonería.
Emilio Aceval, masón y presidente de la República.
William Paats, masón y promotor de los deportes en el país.
Eligio Ayala, masón y presidente de la República.
Fonte: JBNews - Informativo nº 148 - 22/01/2011
Muy rico material, agradecido por haberse tomado el tiempo de recabar tan importantes y significativos datos.
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