CAJÓN DE SASTRE*
Cuando el alma despierta, la mente se allana y el corazón se dispone. En lo que recuerdo de mi periplo vital, escribir con el corazón pensante permite dar cuenta de la existencia de esta sucesión de acondicionamientos para sentir el despertar de mi alma. Hoy, el tema es escribir sobre un tema masónico en calidad de aprendiz masón.
Un escrito masónico invita a proyectar las cavilaciones entorno a una vida masónica. Soy aprendiz masón y como tal la masonería se me presenta como un “cajón de sastre” en la medida que desconozco que hay dentro de él y al introducir mi mano puedo coger cualquier elemento que pertenece al sastre, que bien podría ser el Gran Arquitecto de! Universo. Por tanto, este escrito masónico es una huella confrontada de lo que soy con lo que aspiro ser, es decir, un hombre libre y de buenas costumbres a cabalidad.
El “cajón de sastre” es una metáfora que anido en mi vida por la impronta de mis raíces: Mamá Gumer, mi abuela fue costurera; Doris mi madre es médica con una habilidad para cocer como su madre; mi tía Rosa me enseñó a cocer en un costal de arroz cuando vivía en Huancavelica. En cada momento, en cada casa, siempre encontramos un “cajón de sastre” con características variopintas, desde los pequeños, grandes, redondos, cuadrados, floreados, grises, etc. Con contenidos aún más complejos de definir y clasificar, siempre llamativos por los hilos de colores, las agujas, botones, imperdibles y demás.
Un cajón de sastre en su forma y contenido proyecta lo que somos, con detalles tan sui generis que ninguno es igual al otro. En muchos sentidos un “cajón de sastre” es lo que representa ser un masón, trataré de explicar mis razones.
Una primera acepción vinculante de la masonería con un “cajón de sastre” es la capacidad de ser algo siendo un todo, es decir, identifico un “cajón” cuyo contenido es heterogéneo o variopinto, sin embargo, no deja de tener la identidad de “ser de sastre”. Esta característica me evoca la “universalidad” de la masonería, también entendida como la lectura versátil de un pensamiento libre para aquilatar cualquier situación que se presente en mi vida. Estamos preparados para el mundo heterogéneo, los masones no escogemos donde serlo sino que somos donde estamos, universalmente libres y de buenas costumbres.
En este momento no quiero seguir cavilando sin dejar de hurgar en lo que ya se ha avanzado en la humanidad, siendo así, ¿Qué nos dice el Diccionario de la Real Academia Española, de la expresión---cajón de sastre---? Dice en una primera definición que es un conjunto de cosas diversas y desordenadas, y luego acota una segunda, referida a la persona que tiene en su imaginación gran variedad de ideas desordenadas y confusas.
Al respecto dos interpelaciones evocan mi mente: Respecto a la primera concepción, ¿no será que yerro al decir “cajón de sastre”, porque esta metáfora alude no solo a una diversidad universal de elementos sino también a algún grado de desorden dentro de ese cajón?, para un Aprendiz Masón, ¿es acaso un tema masónico y la masonería, además de variado y universal, desordenado? A priori pensaría que eh cometido un error, sin embargo, Eric Abrahamson, académico de la teoría de la organización de la Universidad de Columbia, USA, postula que los desórdenes tienden a adaptarse mejor y con menor esfuerzo, y que usando una justa dosis de confusión se descubren relaciones que de otra manera son difíciles de ver.
Lo que pasa es que tememos al desorden, la sociedad esculpe el desorden con ribetes negativos y lo denosta como una característica a ser evitada. Un “cajón de sastre” es un desorden en un orden, finalmente sabemos que lo que el sastre requiere se encontrará en el “-cajón de sastre” aun cuando este no tenga el “orden” requerido. Quizá suene agresivo y hasta “hereje” plantear que la masonería es un “cajón de sastre” por la cuota de desorden que tiene.
En ese sentido una vida masónica, para un aprendiz, tiene que ser caracterizado por algo de desorden, la Columna de la Belleza o del Silencio, es aquella que trae consigo las necesidades del mundo profano a flor de piel, de quienes la Logia se nutre para saber qué, dónde y cómo hacer para esculpirse en la búsqueda del perfeccionamiento moral, intelectual y físico como organización de hombres escogidos y, en consecuencia, en el perfeccionamiento de y en la sociedad profana.
Un tema masónico y la vida masónica, en la vida de un aprendiz, permite descubrir nuevas relaciones, trae a colación una situación única, original muy difícil de copiar, que reta a la Logia a adaptarse instrumentalmente (nuestra esencia no cambia) a las necesidades que los profanos necesitan como luz.
Un recién iniciado es consciente emocional y racionalmente, de los cambios que se suceden en ese pequeño espacio de tiempo en el que pasa de lo profano al camino masónico (lo conocido como iniciación). Por más que haya leído del proceso, lo vive de manera única y permite que su entelequia vibre con cada detalle, con cada descubrir y cada interrogante que se le pueda presentar.
De modo que un “cajón de sastre”, al ser diverso y desordenado alude a la universalidad y. adaptabilidad que trasciende la masonería en la humanidad. La otra auto interpelación es referente al segundo concepto, persona que tiene en su imaginación gran variedad de ideas desordenadas y confusas, es decir, que este concepto deja un poco de lado la cosificación del “cajón de sastre” y apunta a la mente de un sujeto que asume características de este cajón, incluso podría decirse que es una mirada de quien colige el uso de la expresión “cajón de sastre”, es el aprendiz en sí mismo, de quien se está diciendo, tiene ideas desordenadas y confusas.
No es funesto reconocer que, como aprendiz, existe un camino aún largo por recorrer en la vida de masón, sino más bien provechoso. Mi poca diáfana apreciación de la vida tras el cristal de la masonería me insta a inquirir sobre la aceptación de mi condición de iniciado donde un tema masónico resulta un reto porque implica zambullirse en un “cajón de sastre”.
Un masón recién iniciado tiene como “cajón de sastre” todo la riqueza de símbolos, cuando por primera vez está en su Logia, desde la forma cuadrilonga de ella, con su oriente y su occidente, la clara dimensión simbólica del universo en un antro sagrado cuando se sesiona un taller, el firmamento plagado de estrellas y constelaciones, y todos los adornos que podrían parecer una presentación estética pero que traducen un fuerte simbolismo que en generaciones se ha mantenido inquebrantable, por ejemplo, los columnas de la sabiduría, fuerza y belleza. Estos elementos nos imbuyen de tal manera que cuando uno abre los ojos luego de la iniciación parece que hubiéramos caído al océano y el agua roza cada milímetro de nuestra epidermis y trata de adentrarse por la nariz y boca para arremeter nuestras entrañas. Esa sensación de plenitud, que el agua nos envuelve, es la misma que los elementos del “cajón de sastre” nos hacen sentir incluso con la sensación de ahogo, pues es normal que la sensación sea intensa, aun cuando ese ahogamiento sea metafórico de lo profano a lo masónico.
Esta mirada implica reconocer, principalmente, el tránsito de profano a hermano masón, condición que alude al vínculo de la condición de dónde venimos, al dónde estamos y, finalmente, señala el doble reto que se presentará en nuestra vida como masón: ser un hermano en la masonería y en el mundo de los quehaceres profanos.
Escribir como acto de plasmar vivencias en este tránsito es como construir una bitácora que señale los nimbos andados, expectativas al dar cada paso y las elucubraciones interpretativas de como se viene sucediendo las cosas, no dejamos de ser humanos al ser masones, sino que buscamos ser mejores humanos. Dejar rastros de estas vivencias permiten dar cuenta de nuestro andar.
La construcción metafórica de la masonería como “cajón de sastre” es un proceso creativo de disfrute al admirar cada elemento a ser considerado y plantear interrogantes deliciosas de dilucidar. Pensar que como aprendiz masón tengo un “cajón de sastre” que el Gran Arquitecto del Universo me ha dado para disfrutar del proceso de hallar cada uno de los elementos y que ese proceso permite gestar los cambios profundos de una sociedad ávida de ser descubierta y transformada.
*Primer Puesto
Concurso Literario de la Gran Logia del Perú
Q.·.H.·. Alberto Gonzales Guzmán
Aprendiz Masón
R.·.L.·.S.·. Virtud y Unión Nº 3
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