LA FRATERNIDAD EN LA MASONERÍA

DANTE FABIAN HUMACATA PEREZ

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Resp. Log. N° 597

JUAN GALO LAVALLE

Conceptualmente podemos decir que es la solidaridad humana, el ideal masónico. Junto a la Libertad e Igualdad, es una de las tres finalidades de la Masonería. La Orden asienta sus principios en estos ideales; que en su seno se expresan con palabras y se hacen realidad a través de hechos y asume que el hombre puede alcanzar su realización a través de la Ciencia, la Justicia y el Trabajo. Esta concepción no lo es en el sentido fraterno-familiar. Es una idea "sui generis" que comprende este concepto como meta.

Considera que tiene su trasfondo en el sentimiento de Amor a la Humanidad, a la que coloca como cúspide de una escala de valores que nos lleva a las puertas de la comprensión del mundo y de la vida.

Proclama su supremacía ubicándolo en un pedestal más alto, incluso que el principio de la Libertad de Expresión, dejando las disputas sobre religión o política fuera del templo. 

Así encontramos su presencia dentro y fuera de la Logia y en diferentes aspectos:

En el juramento que hicimos al ser iniciados, nos comprometemos a ayudar a nuestros hermanos en todo momento. Así entendemos que es un cuerpo y cada uno de nosotros una célula que debe cumplir con sus deberes. Por ella estamos obligados a la observancia de los principios de amor fraternal, igualdad, asistencia mutua, secreto y confianza. 

En el Taller, debe sentirse en el propio ambiente. Por lo que es recomendable que todos los miembros sean activos. Entre más se distribuyan las tareas y más numerosos sean los que participen en el ejercicio de las responsabilidades, mejor funcionará la Logia. 

A través de la simbología busca la conformación de un hombre recto, veraz y fraterno, de tal modo que esa suma de actitudes propenda a una hermandad en la que la perfidia, el artificio y la murmuración sean erradicados. La analogía simbólica permite descubrir las estructuras de la psiquis y su funcionamiento, y así mismo ayuda a ordenar el interior de uno mismo y a conocerse mejor. Dicha actividad es necesaria si queremos conocer a los demás y si queremos amarlos fraternalmente. 

Dentro de las herramientas estaría representada por la escuadra y la cadena y dentro de los oficiales de la Logia es el Hospitalario quien representa esa facultad.

En los rituales, particularmente en el de la cadena de unión, alude a la fraternidad masónica, la que está sustentada en los lazos de armonía y concordia que entre sí ligan a todos los masones. En este sentido, evoca la imagen de una estructura fuertemente cohesionada y organizada.

En el ágape también queda plasmada simbólicamente. Se considera que es continuación de las tenidas, por tanto su importancia como afianzamiento de la hermandad es singular y es fundamental sea realizada. En él, conoces a los Hermanos en otras facetas de su vida y personalidad y se afirma la confianza.

Ayuda al acercamiento también, la apertura de nuestros hogares a los hermanos y sus familias creando un lazo que va más allá de la relación en el Templo. Siendo la reciprocidad fundamental. 

Fuera del templo en las actividades religiosas, políticas, sociales y familiares debemos controlar las pasiones y vicios para comportarnos con digna fraternidad, tolerancia, respeto mutuo, acciones de bien, beneficencia, cariño y amor.

En la vida cotidiana se debería preferir a un hermano en vez de a un profano a menos haya una buena justificación. Ante igualdad de méritos, se debería preferir a otro hermano, pero nunca posponer a un profano merecedor, en favor de un hermano que no merece. Debemos ayudarlo en el comercio, en la industria, en la administración pública, en la profesión. De no ser así, se pierde el sentido de la Hermandad. Si suceden hechos de ayuda entre los hermanos, es porque ese sentimiento ha inspirado a algunos a favorecer a otros, y una vez obtenida la gracia, deben esforzarse por corresponder al otro. 

Para una mejor practica fraterna debemos cultivar virtudes como el aprecio sincero, la amistad, el control, la comunicación, la influencia positiva, la comprensión, el aliento, el elogio, la humildad, la cortesía, la amabilidad, la servicialidad, el tacto, la diplomacia, el espíritu de conciliación, la honestidad, el agradecimiento, la compasión, la lealtad, el respeto, la confianza, la paciencia, el perdón, la unión, la hospitalidad, la generosidad, la caridad y el silencio. Aprender a aceptar nuestros errores y a escuchar. Debemos enseñar mediante el ejemplo, aprender a darlos, ser abiertos al de los demás y recomendar siempre la paz.

Nunca debemos abandonar a un hermano, criticarlo, avergonzarlo, ni cuestionar sus valores. Debemos llamar la atención en privado, aconsejar y corregir siempre con tacto y sin discusiones. Hablar poco y cuidar las palabras, incluso si somos provocados. Ante una necesidad de un hermano debemos actuar rápidamente y con decisión. Debemos tomar la decisión más razonablemente adecuada cuando afecte a un hermano. Jamás se debe poner en peligro a otro. La práctica de la fraternidad debe tener un seguimiento, debe estar cultivándose constantemente.

El iniciarse Mason debe convertirnos en una nueva persona.

Pero tan solo el Maestro puede practicar efectivamente la Fraternidad, porque en el grado de Aprendiz se hizo libre y en el de Compañero se hizo justo.

Este camino de utilización de las herramientas para el trabajo de transformación del alma del iniciado, comienza con la preparación básica de toda Iniciación: El dominio sobre el yo. De esta manera aprendemos a reconocer que somos iguales en las imperfecciones, en la pretensión de creernos más de lo que realmente somos, en cultivar la fraternidad partiendo de la certeza de que somos hermanos en nuestros errores, y en las flaquezas. Y que somos capaces de aceptar a los demás y a sus opiniones pudiendo nosotros estar equivocados en las nuestras.

Es mucho el trabajo que necesitamos hacer para que el concepto de Hermandad y Fraternidad práctica sea una realidad. Así, con esfuerzo los lazos fraternales serán incluso más fuertes que los de los de cualquier otro lazo. 

Es cuánto.